TRÍPOLI.- Cerca de un centenar de milicianos de ambos gobiernos rivales murieron hoy en el combate más sangriento del año en Libia, pese a la “tregua humanitaria” aceptada el pasado domingo por los contendientes a pedido de la ONU para luchar contra la pandemia de COVID-19.
En Libia hay una guerra civil que se ha intensificado luego del fallido proceso de paz impuesto por las Naciones Unidas en 2015. Las fuerzas beligerantes son el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) y el Ejército Nacional Libio (LNA).
Los enfrentamientos estallaron poco después del amanecer cuando aviones de combate bajo el mando del mariscal Jalifa Haftar, tutor del Gobierno no reconocido en el este y hombre fuerte de Libia, atacaron un convoy militar del Ejecutivo sosteniendo por la ONU en Trípoli (GNA) cuando al parecer abandonaba la ciudad de Misrata para ir al frente de batalla.
Fuentes de Seguridad del LNA, la fuerza de Haftar, señalaron que las unidades aéreas lanzaron un total de tres ataques “coordinados y precisos” contra la supuesta columna bélica porque consideraba que ésta “se dirigía hacia Al Heisha y El Valle de Zamzam para atacarnos”.
“Los combates se iniciaron en respuesta a los repetidos ataques de las fuerzas de Haftar y su falta de respeto por todos los convenios internacionales. Nuestras fuerzas respondieron y destruyeron dos blindados emiratos, cinco vehículos militares y un depósito de municiones de las fuerzas enemigas, que se retiraron”, informaron fuentes de Seguridad de Trípoli.
La GNA es financiada por Qatar, Turquía e Italia, además tiene la poderosa ciudad-estado de Misrata, y apenas si domina la capital y algunas poblaciones del oeste con la complicidad de milicias salamistas y distintos señores de la guerra.
Por su parte, el LNA, que controla la mayor parte de reservas de petróleo en Libia y casi todo el territorio nacional, cuenta con el respaldo económico y militar de Rusia, Arabia Saudí, Egipto y Emiratos Árabes Unidos, países que le proporcionan mercenarios, armas y superioridad aérea, así como en el refrendo político de Francia y de Estados Unidos.
La guerra en Libia se ha convertido en una batalla de mercenarios, privatizada, en la que han muerto alrededor de 1.700 personas, más de 300 civiles, 15.000 más han resultado heridas. Más de 130.000 ciudadanos se han visto obligados a abandonar sus hogares y convertirse en desplazados internos.
Esta semana, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos reveló que 151 mercenarios sirios reclutados por Turquía han muerto en los últimos tres meses de combate sen Libia, muchos de ellos han viajado directamente desde Ankara a Misrata y Tripoli en vuelos privados directos.