BRASILIA.- Aunque Jair Bolsonaro, el polémico candidato a la presidencia de Brasil, se dio a conocer en su país y el mundo por sus frases y declaraciones incendiarias, su candidato a la presidencia, Hamilton Mourão, lo ha superado en sus declaraciones.
A Bolsonaro y a su formula no solo los une la defensa de la dictadura militar y el anhelo del retorno de la “disciplina” y el “orden” del Ejército, sino también sus posturas xenófobas, misóginas, discriminatorias y violentas, además claro, de su interés en llegar al poder.
Hamilton Mourão es hijo de un general que tuvo un papel clave en el golpe de 1964, el cual instauró la dictadura militar que permaneció en el poder durante 21 años. Nació en Porto Alegre el 15 de agosto de 1953, y en 1972 se enlistó en el ejército, donde pasó 46 de los 64 años de su vida.
Sin embargo, su paso por las Fuerzas Armadas no estuvo alejado de escándalos y algunas de sus acciones lo llevaron a ser transferido varios cargos dentro del organismo militar. En 2015, perdió el Comando Militar del Sur por rendir un homenaje a Carlos Alberto Brilhante Ustra,uno de los torturadores más sanguinarios de la dictadura brasileña.
En 2017, durante la crisis política que vivía Brasil por el controvertido caso de destitución de Dilma Rousseff, Mourão tambien fue removido de su cargo por insinuar que podía dar un golpe de estado. No obstante, fue este discurso el que se ganó el corazón de Bolsonaro.
Durante su primera aparición pública con Bolsonaro, Mourão afirmó que Brasil está lastrado por la herencia de “la indolencia de los indígenas y del espíritu taimado de los africanos”.
De igual manera, hace una semana, en un aeropuerto afirmó en medio de carcajadas a la prensa: “Déjenme ir, que mis hijos me están esperando. Mi nieto es un chicho bonito, míralo ahí. Blanqueo de la raza”.
Sus agresiones no solo han sido hacia indígenas, negros y miembros de la comunidad LGTBTI. El candidato a la vicepresidencia de Brasil, planteó que muchos de los problemas sociales de su país se deben las familias “disociadas”. “Las familias sin la figura padre y abuelo y solo con madre y abuela son fabricas de elementos desequilibrados que tienden a ingresar en bandas de narcotráfico”, aseveró.