WASHINGTON.— La Reserva Federal no puede frente a los efectos de la crisis de la pandemia del COVID-19, que aparentemente conducirá a una crisis financiera, según una publicación del periódico estadounidense “New York Post”.
«Es probable que Wall Street se enfrente a un duro invierno, ya que los mercados siguen siendo volátiles y sus principales clientes reducen sus operaciones», dice el artículo.
Según el autor del artículo, el volumen de las operaciones tradicionales de salida a bolsa ha caído considerablemente y en las grandes casas de inversión, la dirección se está preparando para los despidos por adelantado. Muchas empresas deudoras se declaran en quiebra o venden sus activos.
En ese contexto, el miembro del consejo económico de la Casa Blanca y asesor presidencial Jared Bernstein dijo que las autoridades estadounidenses tenían mucho trabajo por delante debido a la «incómodamente alta» tasa de inflación.
La tasa de inflación anual del país se desaceleró hasta el 8,3% en agosto, pero sigue siendo obstinadamente alta, según los datos de la Oficina de Estadísticas Laborales.
A principios de mayo, la Reserva Federal anunció una reducción gradual de los activos de su balance durante un periodo de tres meses. Paralelamente, el regulador subió varias veces las tasas interés de referencia.
Estas medidas se tomaron en un intento de frenar el aumento de la inflación y normalizar la política monetaria, que había sufrido la introducción de medidas anticrisis durante la pandemia del COVID-19.
Los mercados bursátiles afrontan una semana tensa ante la reunión de este martes y miércoles de la Reserva Federal que, se espera, podría aprobar una nueva alza de los tipos de interés de 75 puntos básicos, así como de las decisiones también sobre tipos que adopte el Banco de Inglaterra.
Todas las miradas de los inversores se centrarán en la economía estadounidense y en concreto en las decisiones de la Fed, tras conocerse que la tasa de IPC de agosto se mantuvo por encima de las expectativas del consenso de analistas.
El autor del artículo considera que «la situación podría empeorar». Las sequías mundiales y la continuación del conflicto en Ucrania se traducen en la disminución de las cosechas y el aumento de los precios de los alimentos.
En el caso de Europa, el principal punto de mira de los inversores se situará en las decisiones de tipos de interés oficiales que adopte en su reunión el BoE y en la evolución de la confianza del consumidor y en la lectura preliminar de los PMI manufactureros y de servicios de la eurozona.