WASHINGTON.- Con vigencia desde el lunes, Estados Unidos volvió a imponer sanciones petroleras y financieras contra Irán, aumentando significativamente la presión para frenar sus supuestos programas nucleares y de misiles.
La medida restablecerá las sanciones estadounidenses que se levantaron en virtud de un acuerdo nuclear de 2015 negociado por el gobierno del presidente Barack Obama, y agregará 300 nuevas designaciones en los sectores de petróleo, transporte, seguros y banca de Irán.
El presidente iraní, Hassan Rouhani, prometió desafiar las sanciones impuestas a los sectores de energía vital y bancarios de Teherán. «Estados Unidos quería reducir a cero las ventas de petróleo de Irán pero continuaremos vendiendo nuestro crudo para quebrar las sanciones», dijo Rouhani a un grupo de economistas en una reunión transmitida en vivo por la televisión estatal el lunes.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Bahram Qasemi, aseguró a la televisión estatal que las nuevas sanciones son parte de una guerra psicológica lanzada por Washington. «El gobierno del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es adicto a imponer sanciones. La presión económica de Estados Unidos sobre Irán es inútil y parte de su guerra psicológica contra Teherán», dijo Qasemi en su conferencia de prensa semanal.
Antes de un mitin de campaña para las elecciones de medio término en Estados Unidos, Trump dijo el domingo que Irán ya estaba luchando bajo la presión de su gobierno: «Las sanciones de Irán son muy fuertes; son las sanciones más fuertes que jamás hemos impuesto. Y veremos qué pasa con Irán, pero no lo están haciendo muy bien, les puedo decir».