MADRID.— La controvertida ley de amnistía para los independentistas catalanes condenados o encausados por su participación en la tentativa fallida de secesión de 2017 fue definitivamente aprobada este jueves por el Parlamento español, permitiendo el posible regreso del expresidente regional Carles Puigdemont.
La ley obtuvo 177 votos a favor y 172 en contra en la Cámara Baja, gracias al respaldo de los diputados socialistas del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto con los independentistas y nacionalistas catalanes y vascos, y la extrema izquierda.
Esta medida, que ha dominado la vida política española desde las elecciones legislativas del pasado julio, podría beneficiar alrededor de 400 personas, según estimaciones del Ministerio de Justicia.
Ahora, cada juez deberá determinar si la amnistía es aplicable a los casos específicos. Los magistrados tienen dos meses para plantear cuestiones al Tribunal Constitucional o a la justicia europea a partir de la publicación de la ley en el diario oficial, lo que podría retrasar sus efectos por un tiempo.
La votación estuvo precedida de una sesión tensa, en la que la presidenta de la Cámara, Francina Armengol, tuvo que llamar la atención de los diputados en varias ocasiones debido a los insultos intercambiados. «Esta mala educación no lleva a ningún sitio», afirmó, tratando de mediar entre los parlamentarios.
El Congreso ya había aprobado la medida el 14 de marzo, pero el Senado, controlado por la oposición de derechas, la vetó dos meses después, devolviendo el texto a la Cámara Baja, que este jueves dio su última palabra.
Esta medida es el precio que Pedro Sánchez tuvo que pagar para mantenerse en el poder en la sesión de investidura de noviembre, donde necesitaba el apoyo de los partidos independentistas catalanes. Esta situación se produjo tras las elecciones anticipadas del 23 de julio, que el Partido Popular ganó sin lograr el respaldo necesario para alcanzar los 176 diputados requeridos en el hemiciclo.
«Hoy hemos asistido al acta de defunción del Partido Socialista Obrero Español de Pedro Sánchez«, afirmó antes de la votación el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, del Partido Popular (PP), denunciando que la ley es un «intercambio de poder a cambio de impunidad». Sánchez votó, pero no intervino.
Los representantes del independentismo catalán calificaron la ley como una victoria y señalaron que su próximo objetivo es celebrar un referéndum de secesión. «Hoy es un día histórico, en toda la amplitud. Hoy no se perdona, hoy se gana, se gana una batalla del conflicto», declaró Miriam Nogueras, portavoz en el Congreso del partido de Puigdemont, Juntos por Cataluña. «Próxima parada, referéndum», afirmó Gabriel Rufián, diputado de Izquierda Republicana de Cataluña (ERC), el otro partido independentista catalán en el Congreso español.
El PP lleva tiempo en pie de guerra contra esta amnistía, que considera «inconstitucional» y promete derogar cuando vuelva al poder. Contra ella ha organizado numerosas manifestaciones, la última de las cuales reunió el domingo en Madrid a decenas de miles de personas. Allí, Núñez Feijóo volvió a pedir a Sánchez que «retire esta amnistía».
Los representantes de la oposición no pierden ocasión para recordar que el propio Sánchez había expresado su oposición a una amnistía para los independentistas catalanes durante la campaña de los comicios del 23 de julio, antes de que la aritmética parlamentaria le obligara a cambiar de opinión para evitar nuevas elecciones. «Hay que hacer de la necesidad virtud», repitió Sánchez en varias ocasiones para explicar su giro.
Los sondeos muestran que los españoles están divididos sobre la medida, incluyendo los electores y simpatizantes socialistas. Sin embargo, las elecciones regionales celebradas en Cataluña el 12 de mayo, en las que el movimiento independentista perdió la mayoría absoluta en el Parlamento catalán y registró sus peores resultados en 40 años, parecen haber dado la razón a Sánchez. La rama catalana del Partido Socialista salió bien parada, y su líder, Salvador Illa, está en posición de aspirar a ser el próximo presidente del Gobierno regional.
Puigdemont, cuyo partido también progresó en las elecciones regionales y que reivindica encabezar un Gobierno independentista en minoría, dijo durante la campaña que esperaba volver a España para estar presente en el debate de investidura en el Parlamento catalán, cuya fecha aún no se ha fijado pero que debería tener lugar como muy tarde el 25 de junio.