BUENOS AIRES.— El peso argentino se depreció nuevamente este miércoles: el dólar avanzó 50 pesos y cerró en 1.450 pesos para la venta al público en el Banco Nación, consolidando tres jornadas consecutivas de pérdidas y una depreciación acumulada del 8,1% en ese período.
La demanda de cobertura en moneda dura reapareció con fuerza ante dudas sobre reservas, reglas del esquema cambiario y un calendario político exigente.
Desde mediados de año, la presión sobre el mercado cambiario se ha intensificado por la falta de divisas, los vencimientos de deuda en dólares y señales mixtas sobre un eventual auxilio financiero externo. La breve tregua de la semana pasada se disipó ante la ausencia de detalles concretos y la cercanía de las elecciones legislativas del 26 de octubre.
El repunte del dólar minorista refleja una aceleración de la demanda de cobertura en un contexto de incertidumbre sobre cómo y cuándo se implementará el apoyo financiero externo y qué cambios introducirá el Gobierno en el régimen cambiario.
La firma bursátil Rava sintetizó el clima: domina la incertidumbre en torno al esquema cambiario y a la acumulación de reservas. Operadores señalan, además, ventas de dólares por parte del Tesoro para morigerar la suba, mientras el Banco Central asegura que no intervino directamente.
El dólar al público cerró en 1.450 pesos, con una suba diaria de 50 pesos. En las tres ruedas previas, el peso acumuló una depreciación del 8,1%, y en lo que va de la semana, la divisa estadounidense avanza 7,4%, pese a señales de intervención oficial indirecta.
La sensación de freno temporal tras el anuncio de un apoyo financiero negociado con Estados Unidos se diluyó sin precisiones ni cronograma. Al mismo tiempo, los inversores observan el frente político: las elecciones del 26 de octubre vuelven decisiva cualquier definición sobre el régimen cambiario y el programa fiscal.
Los analistas destacan tres vectores clave: la caja de reservas, la dinámica de vencimientos en dólares y la ventana política. El equilibrio es frágil: un mayor grado de libertad cambiaria podría ayudar a buscar un precio de equilibrio del dólar, pero entraña riesgos de traspaso a inflación si no se acompaña de anclas fiscales y monetarias claras.
Con el telón de fondo de un auxilio externo en discusión, el mercado exige señales operativas claras: cronograma, instrumentos y condicionalidades. Sin ese mapa, la dolarización defensiva tenderá a repetirse ante cada ruido. La sesión deja en evidencia una demanda de dólares sostenida, reservas bajo presión y un peso vulnerable ante la ausencia de definiciones. Sin anclas claras ni calendario de auxilio