BAGDAD.- Después de meses de retrasos, Irak finalmente tiene nuevo presidente y primer ministro. En su estreno, el liderazgo enfrenta grandes desafíos ante un público iraquí descontento.
El primer ministro Adel Abdul Mahdi tendrá que lidiar con las crisis económicas en curso que llevaron a meses de violentas protestas en la provincia de Basora, rica en petróleo, al sur del país. Es el hogar de los puertos marítimos y campos petroleros de Irak que producen el 75 por ciento del petróleo de nacional. Pero, a pesar de las ventajas económicas por los recursos con los que cuenta, los lugareños dicen que ven muy pocos beneficios del gobierno.
Todos los días, miles de toneladas de productos importados llegan al puerto de Basora; más de tres millones de crudo son exportados, destinados al mercado global. Pero sus ciudadanos denuncian no ver nada de eso reflejado en su vivir. Denuncian falta de agua potable, de electricidad y escasez laboral. La administración saliente había prometido un programa de emergencia de miles de millones de dólares para restaurar la infraestructura con la esperanza de sofocar las protestas, pero el resentimiento sigue siendo intenso.
Después de cinco meses de tensión parlamentaria, finalmente se conformó un nuevo gabinete. Éste tiene como plan fundamental de agenda modificar el presente de Basora, y la población de la segunda mayor ciudad en Irak así lo exige.