LA PAZ.- Un vehículo recorre las calles de la capital boliviana hace varios días con un remolque en el que está instalado un enorme aparato que se promociona con un letrero: “HORNO CREMATORIO PORTÁTIL-Hecho en Bolivia”.
Se trata probablemente de la iniciativa más novedosa para enfrentar algunos de los problemas causados por la crisis sanitaria del COVID-19, que ha provocado en esa empobrecida nación sospechas de que los infectados y muertos no son registrados o son más de los reportados oficialmente.
Los más de 70.000 casos positivos de coronavirus, incluidos casi 3.000 víctimas mortales, anotados hasta esta semana en las cuentas de la cartera de Salud boliviana, han llevado al colapso de hospitales, laboratorios y cementerios.
Según reportes hechos por la prensa, denuncias en redes sociales e informes privados, hay una especie de conteo paralelo de contagios no reportados o no atendidos por los servicios sanitarios formales y decesos de personas altamente sospechosas de COVID-19 que termina en cementerios o servicios crematorios clandestinos.
En ese sentido, Carlos Ayo, uno de los responsables del proyecto del camión crematorio, aseguro a la prensa que lo abordó este jueves que: “éste es un emprendimiento de varios empresarios privados, cuatro ingenieros que hemos puesto todo el empeño en buscar una solución para la falta de capacidad de los cementerios, donde hay dolor y conflictos por la falta de espacios en los lugares asignados a las víctimas de la pandemia”.
“Hay muchos cadáveres cada día en las calles, hospitales y funerarias que no dan abasto. La gente nos pide directamente el servicio de cremación pero eso no lo hacemos, nosotros solo fabricamos los hornos y los ofrecemos a cementerios y funerarias que pueden llevarlos a cualquier parte”, indicó el ingeniero.
Según Ayo, el horno transportadle puede incineras un cuerpo en aproximadamente 50 minutos, consumiendo para ello dos garrafas de gas licuado, lo que significa un costo energético de 45 pesos bolivianos (6,50 dólares) por cremación.
Ayo aseguró que su creación cumple con todas las normas de bioseguridad y señaló que cada uno ocupa un espacio de entre 30 y 35 metros cuadrados, lo cual facilita su traslado y su ubicación casi en cualquier parte.