CIUDAD DE MÉXICO.- La gigantesca británica considera su alianza con la endeudada compañía estatal de México “estratégica” para su negocio de gasolineras en México, aunque acelera el desarrollo de su infraestructura para importar combustible tras verse afectada por una crisis de abastecimiento a inicios de este año.
BP, principal actor extranjero en el mercado mexicano de estaciones de servicio, cumple dos años en el país con 450 unidades operando en 26 de los 32 estados mexicanos, aunque al día de hoy todos dependen del combustible que les vende Pemex, explica Álvaro Granada, director general de combustible de la firma.
“Bp y Pemex tiene una relación estratégica y nuestro interés es seguir teniéndola, cuanto más larga y más fructífera mejor”, dijo el funcionario a la prensa.
Esta dependencia afectó el suministro en enero cuando una estrategía gubernamental contra el creciente delito del robo de combustible, basada principalmente en el cierre de los ductos de transporte de Pemex, forzó a BP a parar varias de sus gasolineras debido al desabastecimiento, principalmente en la región central de México.
Un 76% de los petrolíferos del país se transportan por ductos, según datos oficiales al 2017.
De la crisis, surgió la necesidad de “intentar acelerar y robustecer” el desarrollo de sus cadena de suministro en algunas regiones del país. Explicó Granada.
Andrés Manuel López Obrador se ha propuesto a rescatar Pemex haciendo gala de su discurso nacionalista y antineoliberal que desagrada a muchos. Sin embargo, el potencial del mercado mexicano parece atenuar la encendida retórica presidencial en los oídos de los inversores.
La demanda de hidrocarburos en México es de unos 800.000 barriles diarios y algo más del 70% son importados. En 2018, un 93% de las importaciones las efectuó Pemex y solo el 7% los privados, según datos aportados por la industria.