PEKÍN.— La economía de China volvió a mostrar señales claras de desaceleración en noviembre, con un freno en la producción industrial y un desempeño especialmente débil del consumo, lo que refuerza los llamados a impulsar reformas estructurales de cara a 2026.
El crecimiento de la producción fabril se desaceleró a un mínimo de 15 meses, mientras que las ventas minoristas registraron su peor desempeño desde diciembre de 2022, cuando el país abandonó abruptamente su política de “cero COVID”, según datos oficiales publicados este lunes.
La producción industrial creció un 4,8% interanual, informó la Oficina Nacional de Estadísticas (NBS), por debajo del 4,9% de octubre y del 5,0% esperado por el mercado. Se trata del ritmo más bajo desde agosto de 2024. En tanto, las ventas minoristas avanzaron apenas un 1,3%, muy por debajo del 2,9% del mes previo y de las previsiones de un aumento del 2,8%.
La debilidad refleja el agotamiento de los subsidios al consumo implementados por Pekín, el impacto persistente de la crisis inmobiliaria sobre el gasto de los hogares y una inversión industrial que amenaza con profundizar presiones deflacionarias. Ante ese escenario, las autoridades han recurrido crecientemente a las exportaciones como sostén del crecimiento.
Sin embargo, esa estrategia luce cada vez menos sostenible, en un contexto de crecientes tensiones comerciales y con socios que cuestionan el superávit comercial chino, cercano al billón de dólares, y evalúan imponer nuevas barreras a las importaciones.
“Las exportaciones fuertes redujeron este año la necesidad de estimular agresivamente la demanda interna, y los subsidios al recambio de bienes ya están empezando a agotarse”, dijo Xu Tianchen, economista senior de Economist Intelligence Unit. “Los responsables de política parecen estar mirando a 2026, ya que el objetivo de crecimiento cercano al 5% para este año parece alcanzable”.
Los datos débiles presionaron a la baja a las acciones chinas, ya afectadas por nuevas preocupaciones en el sector inmobiliario, luego de que la desarrolladora China Vanke intensificara gestiones para evitar un default de deuda.
Economistas advierten que la economía ya superó el punto en el que más estímulo tendría un impacto efectivo. La semana pasada, el Fondo Monetario Internacional instó a China a acelerar las reformas estructurales y abordar la crisis del sector inmobiliario, que concentra cerca del 70% de la riqueza de los hogares.
Según estimaciones del FMI, resolver los problemas del sector inmobiliario en los próximos tres años costará el equivalente al 5% del PIB. En noviembre, los precios de las viviendas nuevas volvieron a caer y la inversión en activos fijos acumuló una baja interanual del 2,6% entre enero y noviembre, impulsada por un desplome del 15,9% en la inversión inmobiliaria.
El sector, que llegó a representar cerca de una cuarta parte del PIB chino, sigue mostrando signos de tensión. Las ventas de autos cayeron un 8,5% interanual, el mayor retroceso en diez meses, debilitando las expectativas de un repunte hacia fin de año. Incluso el festival de compras del “Día del Soltero”, que este año se extendió durante cinco semanas, no logró reactivar el consumo.
“El crecimiento se desaceleró de manera generalizada en noviembre, y la debilidad de las ventas minoristas fue particularmente llamativa”, dijo Zhang Zhiwei, economista jefe de Pinpoint Asset Management. “La contracción de la inversión y la caída persistente del mercado inmobiliario ya se trasladaron a la confianza del consumidor”.
De cara a 2026, asesores gubernamentales y analistas prevén que China mantenga un objetivo de crecimiento anual cercano al 5%, aunque tanto el Banco Mundial como el FMI proyectan un escenario más moderado. En una reciente reunión económica clave, las autoridades prometieron una política fiscal “proactiva” para impulsar el consumo y la inversión, pero reconocieron una contradicción “prominente” entre una oferta fuerte y una demanda débil.
Al mismo tiempo, crecen los vientos en contra en el frente comercial. Francia advirtió sobre posibles aranceles a productos chinos, México aprobó subas de tarifas de hasta 50% y otros países evalúan medidas similares, lo que podría complicar aún más el modelo de crecimiento apoyado en las exportaciones.
“Los datos de noviembre apuntan a una debilidad amplia de la actividad doméstica, en gran parte por el retroceso del gasto fiscal”, señaló Zichun Huang, economista de Capital Economics. “El apoyo de política puede generar una recuperación parcial, pero difícilmente evite que el crecimiento siga siendo débil a lo largo de 2026”.

