Colombia ante un cambio de color político histórico

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Elecciones

BOGOTÁ.— Colombia celebra elecciones presidenciales este domingo 29 de mayo y, la segunda vuelta, si es que hay, sería el 19 de junio.

De estos comicios saldrá el presidente y vicepresidente de la República para el período 2022-2026. Si gana Gustavo Petro, como sostienen las encuestas, sería la primera vez que el progresismo llega a la Casa de Nariño en el convulsionado país sacudido por la corrupción, la violencia y la desigualdad.

Gobernados siempre por conservadores o liberales reaccionarios y hastiados de un país en constante crisis, los colombianos podrían este domingo inclinarse por primera vez hacia otra corriente política que no es la tradicional y montarse en el bus de la tendencia que vuelve a cruzar por América Latina, la izquierda.

 El senador Gustavo Petro, de 62 años, es el favorito en todos los sondeos, y él cree que puede conseguirlo este domingo sin necesidad de aplazarlo para junio, aunque muchas encuestas señalan que deberá ir al balotaje, en el que él también lidera la intención del voto.

Este es el tercer intento de Petro de llegar a la Presidencia, la diferencia es que esta vez tiene una intención de voto superior al 35%. Su programa plantea reformas profundas al modelo económico, en especial el extractivismo; al sistema impositivo, con un impuesto que grave las grandes fortunas; una limpieza a las fuerzas de seguridad y una reforma previsional; que, desde el otro lado, sostienen que llevarán al país a la ruina financiera.

En el uribismo, corriente política del poder de las últimas dos décadas, se encuentra Federico Gutierrez, quien sostiene que no representa a ese sector político, pero en lo pragmático; resulta ser el candidato a reemplazar a Iván Duque y propone una continuidad de su programa y de su “seguridad democrática”, de la que al parecer, los colombianos, ya no quieren saber nada.

Los sondeos lo sitúan con un poco más del 20% de los votos. Su programa sugiere fortalecer la seguridad y la justicia con leyes antimafia para las estructuras militares, endurecer la lucha contra la corrupción y construir un entorno fiscal que evite la fuga de capitales.

A propósito de Iván Duque, según el más reciente monitoreo de aprobación presidencial en 18 países de la región, elaborado por la organización Directorio Legislativo, con sede en Buenos Aires, el mandatario colombiano lidera el ranking de desaprobación con 69%, solo superado por Pedro Castillo (Perú) que tiene 71%,

Por otra parte, hay un candidato que resulta enigmático, pues sus propuestas resultan vacías y no muy claras, y se presenta como outsider pragmático. Ingeniero civil, empresario y también exalcalde, Rodolfo Hernández. Se autopercibe como ajeno al establishment y a los partidos tradicionales.

La novedad es que en más de un mes duplicó su apoyo y se acerca al 20% de intención de voto, con su retórica fuerte y “popular” y un gran campaña en redes sociales. Su programa lleva la bandera de la lucha anticorrupción, pero él está investigado por corrupción durante su período como alcalde.

El resto de los candidatos, como Sergio Farjado, parecen no tener chance y después de este domingo podrían terminar reducido a un cadáver político.

En resumidas cuentas, Colombia llega a la cita electoral atravesada por el malestar y el descontento con la gestión de Duque, que leva meses con esos niveles de desaprobación. A finales de 2019, un paquete de reformas de austeridad, la corrupción y la violencia de grupos armados propiciaron un estallido social que resurgió en 2021, después de que el presidente anunciase una reforma fiscal.

Las protestas pronto se convirtieron en una denuncia de la brutalidad institucional, de la pobreza y desigualdad, agravadas por la pandemia de COVID-19, y por el deterioro de las instituciones y la insatisfacción al ver cómo la corrupción corroe todas las esferas del país.