CARACAS.— Colombia y Venezuela que estuvieron enemistados durante varios años por las diferencias políticas de sus gobiernos, hoy avanzan en la reconstrucción el tejido económico y social.
El 7 de agosto, Caracas y Bogotá dejaron atrás un capítulo de su historia marcado por tensiones políticas y por la ruptura diplomática en 2019, que afectó tanto la economía como el intercambio cultural, comercial y social.
En ese contexto, la apertura de la frontera en común realizada el 26 de septiembre de manera parcial representó uno de los pasos fundamentales para retomar las sendas de una relación comercial, considerada como la segunda más importante de América, después de Estados Unidos y México.
De acuerdo con el presidente Nicolás Maduro, el 1 de enero se tiene prevista la «apertura total de la frontera» para el paso de motos, vehículos, motos, camiones y peatones.
No obstante, pese a los avances que se realizaron durante estos cuatro meses, hay grandes desafíos que superar tanto en materia monetaria, como logística para lograr una apertura total exitosa de la frontera y la normalización de actividad comercial binacional.
La Resolución ocho del Banco de la República de Colombia establece una doble legislación sobre el intercambio de monedas, una oficial establecida por el Banco Central de Colombia y otra sólo para las fronteras que permite a las casas de cambio establecer el valor de las divisas, independientemente del valor fijado por el Banco de la República.
En el 2015, el Gobierno de Venezuela exigió a Colombia derogar la resolución establecida en el año 2000, por considerar que afecta el diferencial cambiario y propicia la corrupción, así como la inflación en el país caribeño.