MOSCÚ.— «La parte rusa ha demostrado claramente sus capacidades». Esta declaración del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, tras el lanzamiento de un nuevo misil, refleja las preocupaciones reales de los líderes rusos.
El proyectil, lanzado el jueves 21 de noviembre de 2024 contra la ciudad ucraniana de Dnipró, debe interpretarse como una advertencia directa y una amenaza velada, especialmente hacia los países occidentales que suministran armas a Ucrania.
Según Rusia, las fuerzas ucranianas habrían utilizado por primera vez los misiles ATACMS proporcionados por Estados Unidos, capaces de alcanzar objetivos a una distancia de hasta 300 kilómetros.
En respuesta, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, prometió tomar represalias «apropiadas». Posteriormente, tras el lanzamiento del nuevo misil ruso, Peskov enfatizó que «los contornos de una futura respuesta están claramente delineados si nuestras preocupaciones no son atendidas«, según reportó la agencia Interfax.
Este nuevo misil ruso, que supuestamente puede equiparse con ojivas nucleares, parece haber cumplido su propósito estratégico al captar la atención de Occidente. En respuesta, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, convocó para el martes 26 de noviembre una reunión del Consejo OTAN-Ucrania, un organismo creado en 2023 para abordar situaciones de crisis.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, calificó el uso del misil como «un aumento evidente y grave en la escala y brutalidad de esta guerra». Aunque reconoció que aún no hay «una respuesta fuerte» de la comunidad internacional, instó a una reacción global inmediata. Por su parte, el canciller alemán, Olaf Scholz, señaló que este ataque representa «una terrible escalada» que pone de manifiesto los peligros inherentes al conflicto. Desde Pekín, el portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Lin Jian, instó a todas las partes a mostrar moderación y crear condiciones para un alto el fuego.
Respecto al misil en cuestión, identificado como «Oreshnik» (traducido como «avellano»), el presidente ruso, Vladímir Putin, lo describió como un sistema hipersónico experimental probado en combate.
Según él, este proyectil puede portar ojivas nucleares y es prácticamente imposible de interceptar. Sin embargo, los informes iniciales sugieren que los daños causados fueron limitados. Las autoridades de Dnipró informaron que el misil impactó en una instalación de infraestructura, dejando a dos civiles heridos. Un funcionario estadounidense señaló que el artefacto «no cambiará las reglas del juego».
Además, persisten dudas sobre la novedad real del «Oreshnik». El Departamento de Defensa de Estados Unidos sospecha que se basa en el diseño del misil balístico intercontinental ruso RS-26. Fabian Hoffmann, especialista en tecnología de misiles de la Universidad de Oslo, coincide en que es probable que el arma dependa en gran medida de desarrollos previos, reutilizando componentes del RS-26. También se especula que Rusia cuenta con un número muy limitado de estos misiles.