Condena a español por descuartizar a médico colombiano

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YAKARTA.— El próximo jueves, la justicia tailandesa dictará sentencia en el caso de Daniel Sancho, un español acusado del asesinato premeditado y desmembramiento del médico colombiano Edwin Arrieta en una isla turística de Tailandia.

El juicio se llevó a cabo en abril en Koh Samui, una isla conocida por sus playas de aguas turquesas y sus fiestas rave. Sancho, de 30 años e hijo del actor español Rodolfo Sancho, fue acusado de asesinar y desmembrar a Arrieta, de 45 años, el 2 de agosto de 2023 en Koh Pha Ngan, donde ambos se habían encontrado después de conocerse en internet.

Sancho permanece en detención provisional tras haber admitido el homicidio y el desmembramiento de Arrieta, aunque niega algunos de los cargos adicionales, como ocultar el cuerpo y destruir documentos. Durante el juicio, se estableció que los restos de Arrieta fueron colocados en bolsas plásticas que Sancho dispersó en diferentes lugares de Koh Pha Ngan.

El delito del que se le acusa puede conllevar la pena de muerte en Tailandia, aunque la familia de la víctima ha expresado que no desean tal castigo, prefiriendo una cadena perpetua. Darling Arrieta, hermana de la víctima, declaró en un documental de HBO que desean que Sancho pase el resto de su vida en prisión para que reflexione sobre lo que hizo.

El padre de Sancho, en el mismo documental, afirmó que su hijo fue amenazado por Arrieta, lo que desencadenó una pelea que resultó en la muerte del médico. La defensa argumenta que Sancho actuó en legítima defensa después de que Arrieta intentó agredirlo sexualmente. Sin embargo, la acusación sostiene que Sancho premeditó el crimen, comprando cuchillos y otros materiales antes del asesinato.

El abogado de la familia Arrieta, Juan Gonzalo Ospina, afirmó que la policía tailandesa hizo un trabajo impecable al reconstruir el crimen y obtener pruebas contundentes. Según Ospina, Sancho confesó durante el juicio que, tras golpear a Arrieta, lo remató, lo que prueba su intención de asesinar. La defensa, por su parte, es optimista, argumentando que no hubo premeditación en el acto.