ANKARA.— Mustafa, un niño de siete años, fue rescatado en la provincia turca de Hatay, mientras que Nafize Yilmaz, una mujer de 62 años, fue encontrada con vida en Nurdagi, también en Hatay, informó este lunes 13 de febrero la agencia noticiosa estatal Anadolu.
Ambos estuvieron 163 horas atrapados entre la destrucción de edificios colapsados en el devastador sismo del 6 de febrero, antes de su rescate en la noche de este domingo.
Más de 32.000 personas de organizaciones locales trabajan en los esfuerzos de búsqueda y rescate junto a 8.294 rescatistas del exterior, indicó la Autoridad de Gestión de Desastres y Emergencias (AFAD).
Los equipos de rescate trabajan contra el reloj mientras expertos advierten que la posibilidad de encontrar gente con vida entre la devastación disminuye cada día que pasa.
En total, se ha confirmado la muerte de 33.995 personas, 29.695 en Turquía y 4.300 en Siria, tras el sismo de magnitud 7,8 en la frontera turco-siria, según fuentes médicas y gubernamentales de ambos países.
Al evaluar los daños el sábado en el sur de Turquía, cuando el saldo era de 28.000 muertos, Griffiths dijo que la cifra se podría «duplicar o más», porque la posibilidad de hallar sobrevivientes disminuye cada día.
Los suministros han tardado en llegar a Siria, un país con años de una guerra que ha destruido su sistema de salud y partes del país siguen bajo control de rebeldes que combaten al Gobierno del presidente Bashar al Asad.
Una caravana de 10 camiones de la ONU ingresó al noroeste de Siria por el puesto fronterizo de Bab al Hawa, según un periodista de AFP. Pero este es el único punto por el que puede entrar ayuda internacional a zonas de Siria bajo control rebelde después de casi 12 años de guerra civil. Otros cruces fueron cerrados por presión de China y Rusia.