WASHINGTON— La administración del presidente Donald Trump ha autorizado operaciones militares contra instalaciones en Venezuela vinculadas al denominado “Cartel de los Soles”, y los bombardeos podrían comenzar en cualquier momento, según reportes de prensa en Estados Unidos.
El plan, que marcaría una nueva fase en la campaña de Washington contra las redes de narcotráfico asociadas al régimen de Nicolás Maduro, contempla ataques aéreos de precisión sobre instalaciones militares utilizadas por esa organización.
Los objetivos incluirían centros de mando y logística dentro del territorio venezolano, en un intento por desarticular la cúpula del cartel, al que se le atribuye la exportación de unas 500 toneladas de cocaína anuales hacia Europa y Norteamérica.
En paralelo, el gobierno estadounidense duplicó la recompensa por información que conduzca a la captura de Maduro, elevándola a 50 millones de dólares, la mayor en su tipo. También ofrece recompensas de 25 millones por varios de sus principales colaboradores, entre ellos el ministro del Interior, Diosdado Cabello, y el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, ambos acusados por narcotráfico en tribunales federales.
La escalada ocurre en un contexto de creciente despliegue militar en el Caribe. Desde agosto, Estados Unidos ha reforzado su presencia con destructores, un grupo anfibio de 4.500 efectivos y aeronaves de vigilancia y ataque, incluidos cazas F-35B y drones MQ-9 Reaper estacionados en Puerto Rico. El portaaviones USS Gerald R. Ford y su grupo de ataque se unieron recientemente a la operación, sumando cerca de 4.000 marinos y unas 90 aeronaves.
Hasta ahora, las acciones se han limitado a operaciones marítimas contra lanchas sospechosas de transportar narcóticos, que han dejado más de 60 presuntos traficantes muertos. Sin embargo, funcionarios estadounidenses indicaron que la ofensiva podría trasladarse a tierra firme en cuestión de días.
El despliegue masivo ha despertado especulaciones sobre la posibilidad de un cambio de régimen en Caracas. No obstante, analistas militares sostienen que la fuerza reunida no es suficiente para una invasión a gran escala, sino para ataques puntuales con misiles y aviación táctica.
Con esta ofensiva, la Casa Blanca busca acelerar la presión sobre el gobierno de Maduro, al que acusa de liderar una red criminal transnacional en alianza con grupos como el Tren de Aragua y el Cartel de Sinaloa. El mensaje de Washington es claro: la “fase final” de su estrategia contra el régimen venezolano ya está en marcha.
