Elon Musk domina cada vez más la tecnología y la política

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TECNOLOGÍA.— Para Elon Musk, el hombre más rico del planeta, manejar un conglomerado empresarial no parece ser suficiente. Musk, propietario de destacadas compañías tecnológicas como el fabricante de autos Tesla, la plataforma social X, y la empresa aeroespacial SpaceX, ha emergido además como una figura influyente en el ámbito político.

En un momento en que Estados Unidos se aproxima a las elecciones presidenciales de noviembre, Musk ha manifestado su apoyo al candidato republicano y exmandatario Donald Trump, quien ha insinuado que Musk tendría un papel relevante en su administración si fuera reelegido. Musk ha utilizado frecuentemente su poder e influencia en estas compañías para opinar sobre temas políticos en diferentes países, desde Brasil hasta Alemania.

Su activismo político, inusual en cuanto a su transparencia y alcance, refleja el poder que las grandes empresas tecnológicas y sus líderes pueden ejercer sobre decisiones que solían ser dominio de los gobiernos, advierten expertos en derechos digitales.

Según Marietje Schaake, investigadora del Centro de Política Cibernética en la Universidad de Stanford y autora de The Tech Coup: How to Save Democracy from Silicon Valley, Musk maneja tecnologías críticas y controla empresas de gran influencia en áreas estratégicas como la geopolítica y el acceso a la información. «No solo dirige estas empresas para hacerlas exitosas», explicó Schaake a DW, «también las usa como herramientas para avanzar en su propia agenda geopolítica».

Desde que lanzó su primera compañía a mediados de los 90, el empresario nacido en Sudáfrica ha fundado varias empresas exitosas, acumulando una fortuna que se estima en más de 243.000 millones de dólares (224.000 millones de euros). Su habilidad para transformar empresas emergentes en gigantes tecnológicos le ha otorgado un control significativo sobre infraestructuras digitales clave y ha ampliado progresivamente su influencia política.

Hoy en día, la NASA depende de SpaceX para sus lanzamientos de satélites, mientras que Starlink, una filial de SpaceX, provee internet de banda ancha a zonas remotas del planeta y ha sido fundamental para las operaciones militares en lugares en conflicto como Ucrania y la Franja de Gaza. Además, su adquisición de X (antes Twitter) en 2022 le brindó control sobre una de las redes sociales de mayor impacto.

Simultáneamente, Musk, quien solía identificarse como políticamente moderado, ha adoptado una postura más alineada con el conservadurismo, expresando críticas hacia ciertos ideales de izquierda que considera dañinos para el desarrollo de la sociedad.

Su participación política ha ganado visibilidad en el contexto de las elecciones en Estados Unidos. Después de un intento de asesinato contra Trump en julio, Musk manifestó su respaldo público. Entre julio y mediados de octubre, Musk donó cerca de 119 millones de dólares a un comité de apoyo a Trump, de acuerdo con los registros de financiación de campaña.

Recientemente, Musk también ofreció incentivos financieros a votantes registrados en siete estados clave para que firmen una petición; cada día, hasta las elecciones, se seleccionará aleatoriamente a un firmante para recibir un premio de un millón de dólares.

Este nivel de intervención política resulta inusual entre las figuras empresariales estadounidenses. «La relación entre Musk y Trump revela una influencia que la mayoría de los magnates prefieren mantener en un segundo plano», señaló Schaake. «Las acciones de Musk parecen mostrar que él cree que tiene libertad para hacer lo que quiera», concluyó.