BRUSELAS.— Los gobiernos europeos están tomando medidas para romper su dependencia de los datos científicos cruciales que Estados Unidos históricamente había puesto a disposición del mundo de forma gratuita. Según entrevistas realizadas por Reuters, Europa está impulsando sus propios sistemas de recolección de datos para monitorear el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos.
Este esfuerzo —hasta ahora no reportado— representa la respuesta más concreta de la Unión Europea y otros gobiernos europeos al retiro de EE. UU. del liderazgo en investigación científica bajo la administración del presidente Donald Trump.
Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha promovido drásticos recortes presupuestarios a agencias como la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), los Institutos Nacionales de Salud, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), desmantelando programas clave en investigación climática, meteorológica, geoespacial y de salud, y eliminando bases de datos públicas.
Con estos recortes en marcha, funcionarios europeos han expresado su creciente alarma por la posible pérdida de acceso a datos climáticos y meteorológicos financiados por EE. UU., fundamentales para planificar eventos climáticos extremos e inversiones de infraestructura a largo plazo.
En marzo, más de una docena de países europeos instaron a la Comisión Europea a actuar con rapidez para reclutar a científicos estadounidenses que pierdan sus empleos por los recortes.
Consultada sobre los recortes a la NOAA y la expansión de la UE en su recopilación de datos científicos, la Oficina de Presupuesto de la Casa Blanca (OMB) declaró que las reducciones propuestas buscan eliminar programas que difunden «falsa ciencia del timo del Green New Deal», en referencia a la investigación y políticas sobre el cambio climático.
«Bajo el liderazgo del presidente Trump, EE. UU. está financiando ciencia real nuevamente», dijo Rachel Cauley, portavoz de la OMB, por correo electrónico.
Preocupación europea
Funcionarios europeos declararon a Reuters que, más allá del riesgo de perder el acceso a datos fundamentales para comprender el cambio climático y los sistemas marinos, les preocupa el retiro general de EE. UU. de la investigación científica.
«La situación actual es mucho peor de lo que podíamos imaginar», dijo Maria Nilsson, Secretaria de Estado de Educación e Investigación de Suecia. «Francamente, estoy en shock».
El Instituto Meteorológico Danés calificó los datos estadounidenses como “absolutamente vitales”, destacando su uso para medir el hielo marino del Ártico y la temperatura de la superficie del mar.
“No se trata solo de un tema técnico. Datos confiables respaldan alertas por clima extremo, proyecciones climáticas, protegen comunidades y, en última instancia, salvan vidas”, afirmó Adrian Lema, director del Centro Nacional de Investigación Climática del instituto.
Iniciativas europeas
Funcionarios de ocho países europeos indicaron que sus gobiernos están revisando su dependencia de los datos climáticos, oceánicos y meteorológicos estadounidenses. Siete de ellos —Dinamarca, Finlandia, Alemania, Países Bajos, Noruega, España y Suecia— confirmaron que ya están colaborando en proteger programas clave de salud y clima.
Como prioridad, la UE está ampliando su acceso a datos de observación oceánica, considerados esenciales para los sectores naviero, energético y los sistemas de alerta temprana de tormentas.
En los próximos dos años, planea expandir su red de datos marinos EMODnet (European Marine Observation and Data Network), que recolecta y aloja información sobre rutas de navegación, hábitats marinos, basura oceánica, entre otros temas.
La iniciativa busca “reflejar e incluso reemplazar los servicios estadounidenses”, dijo un alto funcionario de la Comisión Europea.
Uno de los focos principales es la posible pérdida de datos del Sistema Mundial de Observación de los Océanos (GOOS), que es clave para la navegación, la previsión de tormentas y la industria aseguradora, según otro funcionario de la UE.
Además, la UE evalúa aumentar su financiamiento al programa Argo, una red global de boyas flotantes que monitorea los océanos, el calentamiento global, eventos climáticos extremos y la subida del nivel del mar.
Actualmente, EE. UU. financia el 57% de los 40 millones de dólares anuales del programa, y la UE aporta el 23%. Ni la Casa Blanca ni la NOAA respondieron a las preguntas sobre su futuro apoyo al programa.
“Estas medidas europeas representan una ruptura histórica con décadas de liderazgo estadounidense en ciencia oceánica”, afirmó Craig McLean, exfuncionario de NOAA.
“Archivistas guerrilleros”
Varios gobiernos europeos ya están tomando medidas prácticas para garantizar acceso continuo a los datos. En primavera, los países nórdicos se reunieron para coordinar el almacenamiento de datos. Noruega destinará 2 millones de dólares para respaldar y guardar información estadounidense clave.
El Instituto Meteorológico Danés comenzó en febrero a descargar datos climáticos históricos de EE. UU. ante el riesgo de que se eliminen. También se prepara para cambiar a fuentes alternativas, informó Christina Egelund, ministra danesa de Educación Superior y Ciencia.
“El problema más crítico sería que dejen de llegar datos nuevos”, dijo Lema. Aunque los modelos climáticos podrían seguir funcionando, la calidad se vería afectada.
En paralelo, el gobierno alemán encargó a centros científicos una revisión de su dependencia de bases de datos estadounidenses.
Desde el regreso de Trump, científicos y ciudadanos de todo el mundo han estado descargando masivamente bases de datos estadounidenses sobre clima, salud pública y medio ambiente que podrían desaparecer, en lo que se ha denominado «archivado guerrillero».
“Recibimos llamados de emergencia de colegas en EE. UU. que nos dijeron: ‘Tenemos un problema… y vamos a perder ciertos conjuntos de datos’”, dijo Frank Oliver Gloeckner, responsable del archivo digital PANGAEA, operado por instituciones científicas alemanas.
NOAA ha recortado cerca de 800 empleados (de un total de 12.000), ya sea por despido o jubilación anticipada. El presupuesto de 2026 propone un recorte del 27% (1.800 millones de dólares), además de eliminar su Oficina de Investigación Oceánica y Atmosférica, que opera el programa Argo, redes costeras, sensores satelitales y laboratorios de modelos climáticos.
Entre abril y junio, NOAA anunció la desactivación de 20 conjuntos de datos relacionados con sismos y ciencia marina.
No existen trabas legales para almacenar estos datos, al estar en dominio público. Sin embargo, sin fondos ni infraestructura estatal, la capacidad de los científicos privados para conservarlos es limitada, explicó Denice Ross, exdirectora de datos del gobierno de Biden.
Ross agregó que actualizar bases de datos requiere el tipo de financiamiento y soporte que solo los gobiernos pueden ofrecer. Por eso, en los últimos meses, su organización —la Federation of American Scientists— ha sostenido reuniones con la UE, investigadores europeos, filántropos y ONG para decidir qué datos priorizar para salvar.
