PARÍS.- La apertura del proceso por parte del presidente del tribunal, Jean-Louis Péries, está fuertemente custodiada porque los servicios secretos consideran que el riesgo terrorista sigue siendo elevado en Francia.
Las fuerzas de seguridad han establecido un perímetro de seguridad con controles de identidad sistemáticos en su interior y la interrupción del tráfico rodado en las calles circundantes.
Las tres jordanas que tendrá el proceso esta semana se van a dedicar a la presentación de los procesados y la organización de las audiencias, con la convocatoria de las víctimas que se han constituido en acusación particular, que por ahora son 1.8000, y todavía podrían hacerlo aún más.
También a la lectura de un resumen de sumario en el que se han acumulado 542 tomos con alrededor de un millón de páginas. Habrá que esperar al lunes próximo para que comparezcan los primeros testigos, investigadores de la policía y de los servicios antiterroristas.
Luego se sucederán durante cinco semanas los testimonio de los sobrevivientes antes de que, en noviembre, den cuenta de su actuación los responsables políticos, empezando por el entonces presidente del país, François Hollande, y su entonces ministro del Interior, Bernard Cazeneuve.
Para diciembre, comparecerán los familiares de algunos de los terroristas que se suicidaron mientras cometían los ataques o que fueron abatidos por las fuerzas de seguridad.
Entre enero y marzo de 2022 llegará el turno de los que despiertan más atención como es el caso de Salih Abdeslam, quien es el único miembro de los comandos que sigue vivo.
Estarán otros seis, cinco de los cuales se presume que están muertos, como Oussama Uttar, al que los instructores consideran que ordenó los atentados y el único que, en consecuencia, está inculpado por el cargo de dirección de una organización terrorista.