ROMA.- Los bares, restaurantes, cines, museos y salas de conciertos de Italia se preparaban a abrir sus puertas a partir de este lunes, mientras el gobierno presenta un plan colosal para reactivar la economía tras la pandemia financiado por la Unión Europea.
Después de meses restricciones, de arrancar y parar de cara a la segunda y tercera ola de COVID-19, con un promedio de 300 a 500 muertos diarios, Italia espera que las reaperturas sean irreversibles y marque el comienzo del regreso a la normalidad.
No obstante, esas reaperturas, autorizadas en la mayoría de las 20 regiones italianas, con cafeterías y restaurantes abiertos para almorzar y cenar, pero sólo en las terrazas al aire libre y hasta el toque de queda fijado a las 10 de la noche, han provocado tensiones en el gobierno de unidad liderado por Mario Draghi.
El toque de queda a las 10 de la noche, que podría alargarse durante los meses más calientes de junio y agosto, ha sido una de las medidas que más ha generado discordia.
Draghi, que ha querido respetar el consejo de los expertos científicos par evitar la covid nocturna y con el ello el aumento de los contagios, ha tenido que soportar las presiones de la ultraderecha, especialmente de Matteo Salvini, quien pide sin cesar reabrir. Toda costa y levantar todas las restricciones.
Draghi explicó que asumía un “riesgo calculado” con las aperturas y que las probabilidades de que sea definitivas dependerá del respeto de los protocolos de seguridad y del avance de la campaña de vacunación.