TOKIO.— Japón anunció que tiene previsto llevar a cabo el vertido del agua tratada de Fukushima al océano entre finales de agosto y principios de septiembre, tras sostener una cumbre trilateral con Estados Unidos y Corea del Sur, según han confirmado fuentes gubernamentales.
El portavoz gubernamental, Hirokazu Matsuno, afirmó que el vertido tendrá lugar en algún momento entre la primavera y el verano de este año, aunque aún no se ha establecido una fecha concreta. La decisión final se tomará una vez se confirmen todas las medidas de seguridad necesarias.
Se espera que el vertido comience poco después de que el primer ministro japonés, Fumio Kishida, regrese de la cumbre trilateral que tendrá lugar el 18 de agosto en Camp David, el lugar de descanso de los presidentes norteamericanos, cercano a Washington.
El gobierno ha estado trabajando para tranquilizar a los pescadores y empresas locales acerca de la seguridad del proceso de vertido. Se han comprometido a seguir tomando medidas para garantizar la seguridad y asistir en el trabajo de las personas afectadas.
El contenido de la cumbre trilateral no fue revelado por el portavoz gubernamental, pero aseguró que Japón continuará esforzándose por explicar el vertido desde una perspectiva científica y con total transparencia.
La decisión de Japón llega después de que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) respaldara el plan del país para verter al mar el agua tratada de la central de Fukushima. El OIEA afirmó que las medidas tomadas por Japón están en línea con los estándares de seguridad internacionales aplicables.
Hasta ahora, el agua altamente contaminada generada por la planta se ha tratado en circuitos conocidos como ALPS (Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos) para eliminar la mayoría de los elementos radiactivos, a excepción del tritio. Luego, el agua se almacena en bidones antes de ser vertida al mar.
El Gobierno japonés y Tokyo Electric Power (TEPCO), la compañía propietaria de la central atómica afectada, tomaron esta decisión debido a la falta de espacio físico para seguir almacenando el agua en tanques situados en los terrenos de la central.