NAIPYIDÓ.- La junta militar en el poder de Birmania, sorda a las críticas mundiales, intensificó este domingo la represión frente a las protestas masivas en contra del golpe de Estado, con detenciones nocturnas y amenazas a los que ofrezcan refugio a los activistas.
El periodo democrático en Birmania de 10 años llegó a un abrupto final hace dos semanas con la toma del poder por parte de las Fuerzas Armadas, que derrocaron y arrestaron a Aung San Suu Kyi, jefa de gobierno de facto.
Este domingo, por noveno día consecutivo, los birmanos salieron a la calle en multitud.
En Rangún, la ciudad más poblada del país, se reunieron en varios puntos, entre ellos cerca de la famosa pagada Shwedagon, para exigir el regreso de la democracia y la liberación de su líder.
The Military start shooting at people in Myitkyina Kachin State Myanmar!
Help us @freya_coleJUNTA STARTS VIOLENCE #WhatsHappeningInMyanmar #Feb14Coup pic.twitter.com/aII3UNyJ3l
— Adorable Zullie (@ZulyHtet4) February 14, 2021
Cerca de la estación central de ferrocarril, los residentes bloquearon una calle con árboles caídos para impedir que la policía entrara en la zona, e impidieron que los agentes de la policía hicieran volver al trabajo a trabajadores ferroviarios en huelga.
La junta militar, dirigida por el general Min Aung Hlaing, publicó una lista negra en la que aparecen siete de los activistas más destacados del país, a los que busca activamente por promover las protestas.
“Si encuentran a alguno de los fugitivos mencionando o si tiene información sobre ellos, preséntense en la comisaría de policía más cercana”, reza un comunicado en los medios estatales que comenzó a circular este domingo. “Los que los alberguen se enfrentarán a medidas de acuerdo con la ley”.
Desde el inicio de la revuelta, los militares ya han detenido a unos 400 políticos, activistas y miembros de la sociedad civil, entre ellos periodistas, médicos y estudiantes.