WASHINGTON.— Desde que los aranceles del “Día de la Liberación” del presidente Donald Trump empujaron al mercado de bonos estadounidense a una rebelión en abril, su administración ha ajustado cuidadosamente sus políticas y su mensaje para evitar otro estallido. Pero la tregua sigue siendo frágil, advierten algunos inversores.
Un recordatorio de esa fragilidad llegó el 5 de noviembre, cuando el Departamento del Tesoro señaló que estaba considerando vender más deuda a largo plazo.
Ese mismo día, la Corte Suprema comenzó a escuchar argumentos sobre la legalidad de los amplios aranceles comerciales de Trump. Los rendimientos de los bonos a 10 años —que habían caído con fuerza este año— saltaron más de 6 puntos básicos, uno de los mayores saltos de los últimos meses.
Con el mercado ya inquieto por el tamaño del déficit fiscal de Estados Unidos, la propuesta del Tesoro despertó temores entre algunos inversores sobre una mayor presión al alza en los rendimientos de la deuda de mayor plazo. Mientras tanto, el caso ante la Corte Suprema generó dudas sobre una fuente clave de ingresos para atender la montaña de deuda gubernamental de USD 30 billones que posee el mercado.
El analista de Citigroup Edward Acton calificó el momento como “un baño de realidad” en un informe diario del 6 de noviembre.
Reuters habló con más de una docena de ejecutivos de bancos y administradoras de activos que gestionan billones de dólares y que señalaron que, bajo la aparente calma de los últimos meses, se libra una pulseada entre la administración y los inversores preocupados por el persistente nivel elevado del déficit y la deuda estadounidense.
Reflejando esas preocupaciones, la llamada “prima por plazo” —el rendimiento extra que exigen los inversores por mantener deuda estadounidense a 10 años— ha vuelto a subir en las últimas semanas.
“La capacidad de los mercados de bonos para aterrorizar a gobiernos y políticos no tiene comparación, y eso se vio en Estados Unidos este año”, dijo Daniel McCormack, jefe de investigación de Macquarie Asset Management, en referencia al desplome de abril que obligó a la administración a moderar sus planes de aumento de aranceles.
A largo plazo, añadió, no resolver las tensiones de las finanzas públicas puede generar problemas políticos, a medida que los votantes se sienten “persistentemente decepcionados con el desempeño del gobierno”.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent —exgestor de hedge funds— ha reiterado que está concentrado en mantener bajos los rendimientos, especialmente el del bono a 10 años, que impacta en el costo de todo: desde el déficit federal hasta el crédito para hogares y empresas.
“Como secretario del Tesoro, mi trabajo es ser el principal vendedor de bonos de la nación. Y los rendimientos del Tesoro son un barómetro clave para medir el éxito en este esfuerzo”, dijo Bessent en un discurso el 12 de noviembre, señalando que los costos de endeudamiento habían bajado en toda la curva. El Tesoro no respondió a un pedido de comentarios para este artículo.

