JARTÚM.— Los enfrentamientos en Sudán han generado una grave crisis humanitaria que amenaza la vida de la población. Los combates han durado más de tres semanas y han llevado a la suspensión indefinida del trabajo de las organizaciones internacionales en el país.
Los refugiados huyen de las zonas de guerra por rutas peligrosas y muchos se encuentran al borde de la vida y la muerte. La capital, Jartum, corre el riesgo de convertirse en una ciudad de cadáveres, según activistas locales.
As-Safi Muhammad, coordinador de organizaciones de la sociedad civil en Sudán, ha destacado la necesidad de un alto el fuego de varios días para permitir la evacuación de civiles a zonas seguras.
La situación es crítica debido al fuego constante que impide la evacuación de heridos y la disposición adecuada de los cadáveres, lo que está llevando a una acumulación de cuerpos en las casas y calles. Los supervivientes están sin comida ni agua y muchos están muriendo.
Por su parte, Samah Ali Khamis, del Comité Médico de las organizaciones de la sociedad civil sudanesa, ha destacado la falta de atención médica para miles de sudaneses, incluso en los hospitales.
Los médicos y el personal sanitario han abandonado la zona de guerra, lo que ha dejado a los hospitales con una falta crítica de personal, medicinas, electricidad y agua.
Actualmente, solo 26 hospitales funcionan de manera intermitente en el país, lo que significa que el 72% de los hospitales locales no están en funcionamiento. Las fábricas farmacéuticas han sido saqueadas y algunas incluso han sido bombardeadas, lo que ha dejado a los hospitales y farmacias sin medicamentos locales.
En resumen, la crisis humanitaria en Sudán es alarmante y se necesitan acciones urgentes para proteger a la población civil y proporcionar asistencia humanitaria adecuada.