BELGRADO.- Cientos de soldados patrullan las calles de la capital serbia, así como un centro de exposiciones convertido en un hospital de campaña, mientras que el presidente advierte a la población que “los cementerios de Belgrado no serán lo bastante grandes para enterrar a los muertos si la gente ignora las órdenes emitidas por su gobierno”.
El presidente Aleksander Vuci declaró estrictas medidas para ese país europeo desde el inicio de la pandemia: un estado de emergencia hasta nuevo aviso, el Parlamento está relegado, se cerraron las fronteras y la policía hacer cumplir a rajatabla un toque de queda de 12 horas.
Asimismo, el mandatario serbio asumió plenos poderes, ante la indignación de la oposición que lo acusa de tomar el control del país de forma inconstitucional tomando como excusa la pandemia mundial.
Al proclamar el estado de emergencia, Vucic asumió una “supremacía total” sobre la toma de decisiones mientras dure la crisis a pesar de que la Constitución de ese país Sole le otorga un papel ceremonial.
“Da órdenes que son aceptadas automáticamente por el gobierno, sin controles ni garantías”, aseguró el excomisiario estatal de protección de datos, Rodoljub Sabic.
Tanto en los antiguos países comunistas de Europa oriental como en otros lugares, líderes populistas aplican duran medidas, como vigilancia no supervisada de los celulares de sus ciudadanos o duras penas de cárcel para los que incumplen los decretos de cuarentena.
El responsable de derechos humanos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa aseguró que los estados de emergencia declarados deben incluir un límite temporal y supervisión parlamentaria, en clara referencia a Hungría y a Serbia.
“Un estado de emergencia, siempre que se declare y por el motivo que sea, debe ser proporcional a su objetivo, y mantenerse sólo mientras sea absolutamente necesario”, dijo la jefa de derechos de la OSCE, Ingibjörg Sólrun.
En momentos de emergencia nacional los países suelen tomar medidas que los activistas de derechos perciben como una erosión de los derechos civiles, como un aumento de la vigilancia, toques de queda y restricciones a los desplazamientos o la libertad de expresión.
China, por ejemplo, aisló ciudades enteras para detener la propagación del virus, e India impuso una cuarentena donde la policía golpea con palos a la población para hacerla cumplir.
#COVID19 🚨 La policía india golpea a varios musulmanes a la salida de una mezquita después de que estos ignorasen la orden de confinamiento por el coronavirus.pic.twitter.com/vHr7xwmZZf
— eSPAINews (@eSPAINews) March 29, 2020
Israel aprobó un paquete de medidas de emergencia para frenar los contagios que incluye la vigilancia electrónica sin precedentes sobre los ciudadanos israelíes y una reducción total de las actividad judicial, lo que llevó a la postergación del juicio por corrupción contra el primer ministro judío Benjamín Netanyahu.
En Rusia, el Kremlin ha aumentado la presión sobre los medios de comunicación y los usuarios en redes sociales para controlar el mensaje sobre la expansión del patógeno que causa el COVID-19. Moscú impuso una cuarentena el lunes y muchas regiones siguieron su ejemplo.
En Polonia expertos en seguridad digital expresaron su preocupación por una aplicación para teléfonos móviles lanzada por el gobierno para la gente que hace cuarentena en sus casas.
Serbia ha reportado casi 800 casos de coronavirus y 16 muertes, según la Universidad Johns Hopkins, pero ha hecho muy pocas pruebas y los expertos temen que la cifra real de víctimas sea mucho mayor.