La silenciosa militarización del gobierno de Temer

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BRASILIA.- La primera etapa del proceso de militarización de distintas áreas del Estado por parte del presidente, Michel Temer,  fue la intervención de las Fuerzas Armadas en Río de Janeiro. Una ciudad con uno de los indices más altos de delincuencia y narcotráfico de Latinoamérica.

De acuerdo al último informe del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal (CCSPJP), una organización civil que cada año elabora un listado con las 50 urbes más violentas del mundo, 17 de ellas están en Brasil. 

En un informe publicado por el diario Folha de Sao Paulo expone que desde el 2016, en contra de Dilma Rousseff, Temer reinventó el Gabinete de Seguridad Institucional (GSI) y le entrego el poder de la Agencia Brasileña de Inteligencia al general Sergio Etchegoyen, hasta ese entonces la agencia fue comandada por un civil. 

Así comenzó Michel Temer a sumar miembros del Ejército en cargos públicos y distintas áreas del Gobierno. Como informó Último Cable, los cargos que hoy ocupan militares nombrados por Temer son: el Ministerio de Defensa, la intervención de la seguridad pública en Río, la jefatura de Gabinete de la Casa Civil, el recién creado Ministerio de Seguridad Pública a cargo del general Walter Braga y la presidencia del Funai (Fundación Nacional del Indio) responsable de todos los complejos y delicados temas que competen a los indigenas de Brasil.

Hace poco el mandatario brasileño con audacia y rapidez logró tramitar un proyecto de ley en el Congreso que determina que los crímenes cometidos por militares contra civiles sean juzgados no por la justicia ordinaria, sino por un comité marcial. 

El Alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Zeid Ra´ad Al Hussein, se mostró alarmado por la militarización que esta viviendo la ciudad de Río de Janeiro. Zeid hizo un llamado al Gobierno para que se respeten las políticas de seguridad y se garanticen los estándares de cumplimiento de los derechos humanos internacionales para evitar que se  criminalice en función de la raza y estado socio económico.