Libia recupera cuerpos de migrantes en el desierto

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Libia

TRÍPOLI.—En las áridas regiones fronterizas entre Túnez y Libia, se han recuperado los cuerpos de 27 migrantes fallecidos desde el comienzo de la crisis migratoria en Túnez, según anunció el Ministerio del Interior de Libia este jueves (10 de agosto de 2023).

Varias centenas de individuos migrantes originarios del África subsahariana han sido desplazados a estas zonas inhóspitas por las autoridades tunecinas, sin acceso a agua ni alimentos, tal como lo han informado las organizaciones humanitarias que están brindando asistencia en la región.

La Guardia Fronteriza de Libia ha incrementado «los patrullajes de seguridad a lo largo del perímetro fronterizo con Túnez, con el objetivo de rastrear la zona y prevenir la afluencia de migrantes ilegales».

En cuanto al Gobierno tunecino, ha denunciado una «campaña de desinformación y maliciosa» con relación a las acusaciones sobre el trato hacia estas personas subsaharianas por parte de las autoridades, y ha afirmado que está enfrentando un flujo de migrantes «sin precedentes».

Esta crisis tuvo inicio a principios de julio, cuando al menos 1.200 migrantes y solicitantes de asilo de origen subsahariano fueron detenidos en operativos masivos en la ciudad de Sfax, que es el principal punto de partida de la ruta migratoria por mar, y posteriormente fueron expulsados a áreas fronterizas, incluyendo aquellas limítrofes con Argelia.

La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) han instado a una reubicación inmediata, y hasta ahora la Media Luna Roja ha evacuado a cientos de estas personas.

Organizaciones de Derechos Humanos han cuestionado el acuerdo migratorio suscrito en julio entre la Unión Europea (UE) y Túnez para reforzar el control de las salidas a través del Mediterráneo Central. Han resaltado que el país magrebí no es un destino «seguro» para la población subsahariana.

A principios de este año, Túnez ya atravesó otra crisis interna migratoria cuando una oleada de racismo se propagó por el país después de que su presidente, Kais Said, denunciara en febrero la existencia de grupos de subsaharianos como parte de una «conspiración» para alterar la identidad «árabo-musulmana».

En aquel momento, las organizaciones humanitarias reportaron campañas de detenciones masivas, hostigamiento y ataques a personas de ascendencia africana, incluyendo a residentes legales, y muchos de ellos expresaron el deseo de ser repatriados voluntariamente a sus naciones de origen.

Libia, también considerada un destino «no seguro» para la población migrante, ha advertido que no permitirá el ingreso de migrantes bloqueados en estas áreas y ha instado a una mayor «coordinación con Túnez para facilitar su retorno a sus países de origen».