TOKIO.— Un marine de Estados Unidos destinado en la base aérea de Iwakuni robó un auto deportivo de un concesionario en el sur de Japón, lo estrelló contra otro vehículo y escapó sin brindar primeros auxilios a los afectados. Sin embargo, este no es el único caso que preocupa a las autoridades niponas. Hay muchos más.
Robo de automóviles, accidentes vehiculares, violaciones, contaminación y desechos tóxicos son algunos de los problemas a los que se enfrenta la población japonesa que vive cerca de las zonas militares estadounidenses.
Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, decenas de miles de soldados han pisado tierras japonesas, bajo la justificación de cuidar al país asiático de amenazas externas. Hoy por hoy, hay unos 56.000 soldados desplegados por el Pentágono en varias regiones japonesas.
El delito cometido por el marine norteamericano el pasado 3 de diciembre en Iwakuni provocó que el ministro de Asuntos Exteriores de Japón, Yoshimasa Hayashi, lamentara la falta de disciplina entre los militares estadounidenses y advirtiera que estos comportamientos preocupan a los residentes que viven cerca de esa base.
Pero aunque la policía japonesa identificó al hombre, no pudo arrestarlo de inmediato debido al Acuerdo sobre el Estatuto de las Fuerzas entre Japón y Estados Unidos, el cual permite a Washington juzgar los actos de sus soldados que tienen presencia en la nación asiática.
No obstante, esta no es la primera vez que los miembros de las Fuerzas Armadas estadounidenses cometen un delito de este tipo en la nación asiática, y mucho menos el único.
En noviembre de 2016, un marine de la Armada de Estados Unidos que prestaba servicio en Okinawa condujo en estado de ebriedad y chocó contra dos vehículos civiles, hiriendo a tres personas. Los fiscales del caso solicitaron tres años de prisión. Sin embargo, el militar se salvó de la cárcel después de declararse culpable y recibir clemencia.
Otro caso sucedió en 2020, cuando la policía de esa misma ciudad japonesa detuvo a un soldado del Ejército estadounidense y a su amigo civil por haber robado 65.000 dólares a un agente de cambio. Las autoridades aseguraron que el soldado se valió de una navaja para cometer el crimen. Su castigo: una condena de entre 3,5 y 4,5 de prisión.
Okinawa concentra el grueso de las 50.000 tropas destinadas en Japón a pesar de los intentos firmes de la población y el Gobierno local de cerrar las bases.
En noviembre de 2017, un marine se pasó un semáforo en rojo y estrelló su camión militar de dos toneladas contra el auto de un hombre de 61 años, provocándole la muerte.