BRASILIA.— El presidente Luiz Inácio Lula da Silva anunció la revitalización de un programa social que abarca 80 iniciativas con el objetivo principal de erradicar la crisis alimentaria en Brasil antes de 2030 y reducir los niveles de pobreza en el país.
Durante una ceremonia en Teresina, Lula expresó su preocupación por la desigual distribución de los ingresos en la sociedad. Señaló que mientras algunos pueden disfrutar de hasta diez comidas al día, otros pasan hasta diez días sin comer. Su compromiso es abordar esta desigualdad y combatir la hambruna en Brasil.
Este plan, denominado «Brasil sin Hambre«, sigue el mismo enfoque exitoso que el programa «Hambre Cero», que se implementó en 2003 durante su primer mandato. Lula, quien asumió la presidencia nuevamente el 1 de enero, busca revertir las políticas de su predecesor, Jair Bolsonaro.
Según cifras oficiales, el año pasado, más de 33 millones de brasileños enfrentaban graves problemas de seguridad alimentaria, y más de la mitad de la población experimentaba algún grado de inseguridad alimentaria.
El nuevo plan de Lula incluye 80 acciones y más de cien objetivos, supervisados por un comité de gestión que involucra al sector público y la sociedad civil.
En su discurso, Lula compartió sus recuerdos de hambre durante su infancia y enfatizó que la raíz del problema no es la falta de alimentos o cultivos, sino la falta de recursos económicos para acceder a ellos. Destacó que la erradicación del hambre solo será posible cuando se garantice empleo y salarios dignos para que las familias puedan satisfacer sus necesidades.
El programa se basa en tres pilares: la distribución equitativa de la riqueza, la promoción de una alimentación de calidad en toda la cadena alimentaria, incluida la producción y el consumo, con medidas específicas para abordar el cambio climático, y la movilización de todos los sectores de la sociedad.
Brasil logró salir del mapa del hambre de la ONU en 2014, en gran parte gracias a los programas sociales implementados durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores, primero con Lula (2003-2010) y luego con Dilma Rousseff (2011-2016).
Sin embargo, la situación se deterioró gradualmente a partir de 2015 debido a una crisis económica, y en 2018, Brasil volvió a figurar en el mapa del hambre de la ONU. La pandemia y la reducción de algunos programas sociales durante el mandato de Bolsonaro (2019-2022) agravaron aún más la situación.