BRASILIA.— Los líderes de Sudamérica se reunirán en Brasilia, la capital de Brasil, el martes, en lo que el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva presenta como un «encuentro» para revitalizar la integración en una región con divisiones ideológicas y crisis internas.
A excepción de la presidenta peruana, Dina Boluarte, los 10 mandatarios sudamericanos han confirmado su asistencia y han comenzado a llegar a Brasilia para la reunión regional, la cual es considerada la de mayor nivel en casi una década.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, llegó a Brasil la noche del domingo, según se mostró en un video transmitido por la televisión estatal venezolana, después de haber sido desconocido por el exmandatario ultraderechista Jair Bolsonaro (2019-2022).
«Quiero agradecer la cálida bienvenida que nos han brindado en Brasilia», publicó Maduro en Twitter. «En las próximas horas estaremos desarrollando una agenda diplomática que refuerza la unión necesaria entre los pueblos de nuestro continente. ¡Estén atentos!», agregó.
Sin embargo, el gobierno brasileño aún no ha anunciado si Lula sostendrá una reunión bilateral con Maduro u otros líderes invitados.
El evento principal se llevará a cabo en el Palacio de Itamaraty, una joya arquitectónica rodeada de agua diseñada por Oscar Niemeyer y sede de la cancillería. Tras ser recibidos uno por uno por Lula, los presidentes se reunirán en dos sesiones, seguidas de una cena en la residencia oficial del mandatario brasileño, la Alvorada.
Todas las discusiones serán a puerta cerrada y aún no se ha confirmado si habrá una declaración final con una posición común.
Sin una agenda preestablecida y con un formato reducido, en el que solo estarán presentes los mandatarios, sus cancilleres y algunos asesores, la idea del «encuentro» propuesto por Lula es permitir que los países discutan abiertamente los problemas comunes.
Según Gisela Maria Figuereido, secretaria brasileña para América Latina y el Caribe, la reunión tiene tres objetivos. Los dos primeros son «reanudar el diálogo» para buscar una «visión común» y acordar una agenda de cooperación en temas como salud, infraestructura, energía, medio ambiente y combate al crimen organizado.
Por ejemplo, la semana pasada, el canciller brasileño Mauro Vieira impulsó la iniciativa del «corredor bioceánico», que busca facilitar el movimiento de carga entre los océanos Atlántico y Pacífico, y que ha sido objeto de discusión durante años entre Perú, Chile, Brasil, Argentina, Paraguay y Bolivia.
El tercer objetivo parece ser más complicado: encontrar un camino hacia un nuevo mecanismo de integración en Sudamérica.
