PARÍS.— El presidente francés Emmanuel Macron busca a su sexto primer ministro en menos de dos años, en un intento por encontrar a alguien capaz de conducir un presupuesto en medio de una crisis política sin precedentes.
El Palacio del Elíseo informó el miércoles que Macron nombrará a un nuevo jefe de gobierno en un plazo de 48 horas, tras las conversaciones encabezadas por el saliente Sébastien Lecornu, quien intentó durante dos días destrabar lo que ya se considera la peor crisis política de la Francia moderna.
La parálisis institucional ha complicado la aprobación de un presupuesto de ajuste fiscal, reclamado por los inversores preocupados por el creciente déficit francés.
“La pregunta que se plantea hoy es si hay suficientes personas responsables”, dijo la vocera del gobierno Aurore Bergé a la radio RTL. “Creo que esta es la última oportunidad”.
Lecornu presentó su renuncia y la de su gabinete el lunes, apenas unas horas después de haber anunciado la nueva composición del gobierno, lo que convirtió a su gestión en la más breve de la historia reciente de Francia.
En una entrevista televisiva, aseguró que su tarea “ya estaba cumplida” y destacó tres conclusiones de sus conversaciones: la mayoría de los legisladores se opone a elecciones anticipadas, existe una vía posible para aprobar el presupuesto antes de fin de año, y se podría reabrir el debate sobre la reforma previsional.
Esa reforma, aprobada en 2023 y que eleva gradualmente la edad jubilatoria de 62 a 64 años, es una de las políticas emblemáticas del mandato de Macron. Desde la izquierda, sin embargo, han pedido derogar o suspender la medida.
Las declaraciones de Lecornu y la inminente designación de un nuevo primer ministro no lograron acercar posiciones entre los partidos. La izquierda radical de La Francia Insumisa (LFI), representada por Manuel Bompard, pidió directamente la renuncia de Macron, mientras que el líder de la extrema derecha, Jordan Bardella, presidente de Reagrupamiento Nacional (RN), insistió en convocar nuevas elecciones parlamentarias.
Tanto LFI como el RN boicotearon las conversaciones con el primer ministro saliente. Los socialistas reclamaron que el nuevo jefe de gobierno provenga de la izquierda, mientras que los republicanos, que formaban parte del gabinete saliente, rechazaron apoyar un premier de ese signo.
La crisis generó nerviosismo en los mercados financieros, aunque los bonos franceses mantuvieron las ganancias del día anterior, sostenidos por el optimismo de que Francia evitará unas elecciones anticipadas y logrará aprobar su presupuesto.

