PARÍS.— El presidente francés, Emmanuel Macron, enfrenta cada vez más protestas desde que promulgó su impopular reforma del sistema de jubilaciones.
Durante su visita a una escuela en Ganges, en el sur de Francia, las fuerzas de seguridad confiscaron preventivamente las cacerolas que lo esperaban para evitar ser recibido por el bullicio de los artefactos de cocina. Esta es la segunda vez que Macron ha sido recibido con abucheos y cacerolas desde la promulgación de su reforma de pensiones el sábado pasado.
Macron, de 45 años, se refirió a estas protestas al llegar a Ganges y afirmó que «los huevos y las cacerolas solo sirven para cocinar en mi casa«. El prefecto de la zona prohibió los «dispositivos sonoros portátiles«, por lo que los gendarmes confiscaron las cacerolas de los manifestantes y los mantuvieron alejados de la delegación del presidente, incluso usando gases lacrimógenos.
La reforma de Macron para retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años fue adoptada por decreto en marzo, después de temer perder la votación en el Parlamento. A pesar del rechazo de los sindicatos y una gran mayoría de los franceses, según las encuestas, Macron presentó una ley que ya está en vigencia.
Para intentar superar rápidamente el conflicto social, Macron ha prometido aumentar el salario de los docentes entre 100 y 230 euros netos al mes durante su gira por Francia para defender los asuntos con los que quiere relanzar su segundo mandato hasta 2027, como la reindustrialización y la educación.
A pesar de los esfuerzos de Macron, miles de personas se manifestaron en Rennes y París en contra de la reforma, y un grupo de 300 ferroviarios invadió una torre del distrito empresarial de La Defense con antorchas en mano. La cacerola ha adquirido un lugar cada vez mayor en la política francesa y continúa siendo un símbolo de protesta en la lucha contra la reforma de pensiones.