BRASILIA.- Las autoridades brasileñas encontraron este lunes al menos 42 muertos en cárceles de Manaus, capital del estado de Amazonas, en el norte del país, que se suman a los 15 internos hallados sin vida el domingo en otro centro de la ciudad tras una pelea.
El hallazgo se produjo durante una inspección de las fuerzas de seguridad en cárceles de la urbe, indicaron fuentes de la Secretaria de Administración Penitenciaria de Amazonas, que informó, además, que hay un número no identificado de heridos.
Un grupo especial viajó a Manaos en un esfuerzo por detener la violencia. Los enfrentamientos en las prisiones a menudo se propagan rápidamente en Brasil, donde las bandas dedicadas al narcotráfico tienen el control de facto sobre casi todos las cárceles.
En enero de 2017, un hecho similar ocurrió en el noreste del país, casi 150 prisioneros murieron durante tres semanas de violencia, mientras las pandillas locales respaldadas por las dos facciones de narcotraficantes más grandes de Brasil se masacraron entre sí.
Jair Bolsonaro por su parte prometió recuperar el control de las cárceles y construir muchas más prisiones.
Sin embargo, la gran mayoría de las prisiones se administran a nivel estatal. Durante décadas han estado gravemente superpobladas y fuera de centro de las autoridades locales, sirviendo esencialmente como centros de reclutamiento de bandas narcotraficantes.
Las rebeliones son frecuentes en el sistema penitenciario de ese país sudamericano, considerado por organizaciones internacionales como uno de los “peores” y “más inhumanos” de la región.
De acuerdo a los datos del Fórum Brasileño de Seguridad Pública, la población carcelaria en Brasil alcanza alrededor de 700.000 personas, lo que supone cerca del doble de la capacidad del sistema carcelario.