CIUDAD DE MÉXICO.—El estado de Chiapas, ubicado en el sur de México, se encuentra en una situación delicada en la que se alertó sobre la posibilidad de una guerra civil que involucre a grupos paramilitares, sicarios de varios cárteles y grupos de autodefensas.
Organizaciones indígenas, activistas y personalidades internacionales han expresado sus preocupaciones.
Estas organizaciones emitieron un comunicado público que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que ha mantenido la paz y ha llevado a cabo su proyecto autónomo en sus territorios, está siendo hostigado, agredido y provocado continuamente por estos grupos. El EZLN está intentando evitar una confrontación violenta con los grupos paramilitares y otras fuerzas gubernamentales de México.
Representantes de las comunidades indígenas también denunciaron la complicidad activa o pasiva durante una conferencia tanto del gobierno local de Chiapas como del gobierno federal.
Aseguraron que el gobierno local ha permitido el crecimiento de grupos criminales, lo cual ha llevado a Chiapas de una relativa tranquilidad a convertirse en un foco rojo de violencia. Además, han criticado al gobierno federal por guardar silencio y no tomar medidas ante la evidente situación en el sureste del país.
Mayvelline Flores, miembro de la Red Universitaria Anticapitalista, ha declarado que esta situación ya ha cobrado vidas y ha descrito la situación en Chiapas como «un estado de terror».
El EZLN es un movimiento que ha desarrollado un proyecto autónomo en el sur de México y fue fundado en 1994 con el propósito de defender los derechos de las comunidades indígenas.