BRASILIA.- Este martes miles de trabajadores de Ford protestaron contra el cierre de todas las fábricas de automóviles de la empresa estadounidense en Brasil, anunciado el lunes de manera sorpresiva.
Desde bien temprano, unos 3.000 trabajadores, con tapabocas por el coronavirus, se concentraron frente a la fábrica de Camaçari, en Bahía, y unos 500 frente a la de Taubaté, San Pablo, las dos que cerrarán de manera inmediata, según fotógrafos de la AFP.
La tercera fábrica en Ceará, al noreste del país, seguirá funcionando hasta el último trimestre de año.
“Fue una noticia chocante, la peor posible”, dijo a la AFP un técnico electrónico de 34 años que trabajó durante 16 años en la fábrica de Taubaté, de 850 trabajadores.
El anuncio se produce en medio de una reestructuración del grupo de Detroit, Estados Unidos, en Sudamérica y cayó como una bomba en Brasil, que tiene niveles récord de desempleo, al que se sumarán casi 5.000 trabajadores de Ford.
Jair Bolsonaro, jefe de Estado, afirmó que Ford decidió abandonar el país porque “quiere subsidios”.
“¿Qué quiere Ford? ¿A Ford le faltó decir la verdad, no? Quieren Subsidios. ¿Quieren que sigamos dándoles 20.000 millones de reales como se hizo en los últimos años? ¡No!, declaró el presidente ante simpatizantes frente a su residencia oficial en Brasilia, el palacio de la Alvorada.
De ahora en adelante, el mercado brasileño de Ford será abastecido en adelante a partir de la producción en Argentina y Uruguay.
Ford registra en la región déficits desde hace varios años, agravados por el derrumbe del sector en Brasil en 2020 debido a la pandemia, que ya mató a más de 203.000 personas en el gigante sudamericano.
La decisión de la empresa multiplicó las críticas contra la gestión de Bolsonaro ante su incapacidad para crear un ambiente de negocios favorable.
La prensa local por su parte atribuyó la partida de Ford a los altos costes de producción y el complejo sistema tributario de Brasil.