Potencias se enfrentan en la ONU por Idlib

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NUEVA YORK.- Naciones Unidas informó el viernes que al menos 18 centros de salud fueron atacados en las últimas tres semanas en el noroeste de Siria, lo que provocó cruces entre las potencias occidentales y Rusia y Siria en el Consejo de Seguridad sobre quién tiene la culpa.

Mientras que el área está nominalmente protegida por un acuerdo ruso-turco acordado en septiembre para evitar una nueva batalla, las fuerzas del presidente sirio Bashar al-Assad, respaldadas por los rusos, lanzaron una ofensiva contra el último bastión importante de los insurgentes. Unos tres millones de civiles están en riesgo, afirmó Naciones Unidas.

«Siendo que sabemos que Rusia y Siria son los únicos países que vuelan aviones en el área, ¿la respuesta son las fuerzas aéreas rusas y sirias?», inquirió la embajadora británica en la ONU, Karen Pierce, sobre dónde yace la culpa.

El embajador estadounidense en funciones ante las Naciones Unidas, Jonathan Cohen, dijo que Rusia y Siria fueron los responsables de los ataques a los centros de salud. Agregó que «lo más alarmante» era que varios de los centros atacados estuvieran en una lista creada por Rusia y Naciones Unidas en un intento por protegerlos.

Pierce consignó que sería «absolutamente grotesco» si los establecimientos de salud que proporcionaban sus ubicaciones «se encontraran a sí mismos como los autores de su propia destrucción debido a la focalización deliberada del régimen».

El embajador ruso, Vassily Nebenzia, aseguró que las fuerzas sirias y rusas no estaban atacando a civiles ni infraestructura civil y cuestionó las fuentes utilizadas por las Naciones Unidas para verificar los ataques a los centros de salud.

«Rechazamos categóricamente las acusaciones de violaciones del derecho internacional humanitario», dijo Nebenzia al consejo. «Nuestro objetivo son los terroristas».

Una serie de opositores tienen un punto de apoyo en el noroeste de Siria: la provincia de Idlib y un cinturón de territorio a su alrededor. El más poderoso es el yihadista Tahrir al-Sham, la última encarnación del antiguo Frente al-Nusra, que formó parte de al-Qaeda hasta 2016.

El jefe de ayuda de la ONU, Mark Lowcock, dijo al Consejo de Seguridad que no sabía quién era el responsable, pero «al menos algunos de estos ataques están claramente organizados por personas con acceso a armas sofisticadas, incluida una fuerza aérea moderna y las llamadas armas inteligentes o de precisión».

Lowcock afirmó que 49 centros de salud habían suspendido parcial o totalmente sus actividades, algunos por temor a ser atacados, mientras que 17 escuelas fueron dañadas o destruidas y muchas más, cerradas. Dijo que en las últimas tres semanas, hasta 160 personas han sido asesinadas y al menos 180.000 fueron desplazadas.

La jefa de asuntos políticos de la ONU, Rosemary DiCarlo, advirtió al Consejo de Seguridad: «Si la escalada continúa y la ofensiva avanza, corremos el riesgo de consecuencias catastróficas y amenazas humanitarias para la paz y la seguridad internacionales».