MOSCÚ.— El presidente ruso, Vladímir Putin, probablemente no cederá ante el ultimátum de sanciones que vence este viernes por parte del presidente estadounidense Donald Trump, y mantiene como objetivo capturar por completo cuatro regiones de Ucrania, según informaron a Reuters fuentes cercanas al Kremlin.
Trump ha amenazado con imponer nuevas sanciones a Rusia y aplicar aranceles del 100% a los países que compren su petróleo —entre ellos, los principales son China e India— a menos que Putin acepte un alto el fuego en la guerra de Rusia en Ucrania.
La determinación de Putin de continuar se basa en su convicción de que Rusia está ganando y en su escepticismo de que nuevas sanciones estadounidenses tengan mayor impacto tras sucesivas rondas de penalidades económicas durante tres años y medio de guerra, según tres fuentes familiarizadas con las discusiones dentro del Kremlin.
El líder ruso no quiere enemistarse con Trump y es consciente de que podría estar desaprovechando una oportunidad para mejorar las relaciones con Washington y Occidente, pero sus objetivos de guerra tienen prioridad, indicaron dos de las fuentes.
El objetivo de Putin es capturar completamente las regiones ucranianas de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón —que Rusia ya ha reclamado como propias— y, luego, hablar de un acuerdo de paz, dijo una de las fuentes.
“Si Putin lograra ocupar totalmente esas cuatro regiones que ha reclamado para Rusia, podría afirmar que su guerra en Ucrania alcanzó sus objetivos”, señaló James Rodgers, autor del próximo libro El regreso de Rusia.
El actual proceso de diálogo —en el que negociadores rusos y ucranianos se han reunido tres veces desde mayo— es un intento de Moscú por convencer a Trump de que Putin no está rechazando la paz, dijo la primera fuente, aunque agregó que las conversaciones carecen de contenido real, más allá de intercambios humanitarios.
Rusia asegura que está comprometida con alcanzar una paz duradera mediante las negociaciones, pero que el proceso es complejo porque las posturas de ambas partes están muy alejadas. La semana pasada, Putin describió las conversaciones como «positivas».
Entre las exigencias públicas de Moscú figuran la retirada total de las tropas ucranianas de las cuatro regiones ocupadas y que Kiev acepte un estatus de neutralidad y limitaciones al tamaño de su ejército, demandas que Ucrania ha rechazado.
En una señal de que aún podría haber margen para llegar a un acuerdo antes del plazo, se espera que el enviado especial de Trump, Steve Witkoff, visite Rusia esta semana, tras una escalada de declaraciones entre Trump y Moscú por los riesgos de una guerra nuclear. El lunes, Rusia declaró que ya no se considera sujeta a la moratoria sobre misiles nucleares de corto y medio alcance.
El Kremlin no respondió a la solicitud de comentarios de Reuters. Todas las fuentes hablaron bajo condición de anonimato debido a la sensibilidad de la situación.
Trump, quien en el pasado ha elogiado a Putin y planteado la posibilidad de lucrativos acuerdos comerciales entre ambos países, ha mostrado últimamente una creciente impaciencia con el presidente ruso. Se ha quejado de lo que llamó sus “estupideces” y calificó los constantes bombardeos rusos sobre Kiev y otras ciudades ucranianas como “repugnantes”.
El Kremlin ha dicho que toma nota de las declaraciones de Trump, pero ha evitado responder a ellas.
La primera ministra ucraniana, Yulia Svyrydenko, pidió la semana pasada que el mundo ejerza “la máxima presión” luego del peor ataque aéreo ruso del año, que dejó 31 muertos en Kiev —incluidos cinco niños—, en lo que calificó como la respuesta de Rusia al ultimátum de Trump.
“El presidente Trump quiere detener las muertes, por eso está vendiendo armas estadounidenses a los miembros de la OTAN y amenazando a Putin con duras sanciones y aranceles si no acepta un alto el fuego”, afirmó la vocera de la Casa Blanca, Anna Kelly, ante una consulta de Reuters.

