MOSCÚ.— El presidente ruso, Vladímir Putin, lanzó una ambiciosa doctrina naval que ve a Estados Unidos como la mayor amenaza para el Kremlin y propone a Rusia como una gran potencia marítima con líneas rojas en el Ártico y los mares Negro y Báltico.
En el aniversario de la Armada rusa, Putin presentó la nueva doctrina naval, que busca garantizar los medios para la defensa de su territorio. Las amenazas: Estados Unidos y a la OTAN por sus afanes expansionistas.
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El presidente de Rusia, Vladímir Putin, saludó a las tripulaciones de los buques de guerra antes del desfile del Día de la Armada en San Petersburgo. pic.twitter.com/5ESOByrNSJ— SeguridadyDefensaVZLA (@SEGyDEFENSAVzla) July 31, 2022
El plan promulgado por Putin permitirá ampliar su potencial en el mar, aunque, asegura el texto, sin estar dirigido a la confrontación.
«Los intereses nacionales de Rusia como gran potencia marítima se extienden a todos los océanos y al mar Caspio», señala el documento firmado por Putin en la Fortaleza de Pedro y Pablo de San Petersburgo. Este anuncio se hace justo el Día de la Armada en Rusia.
Como ocurriera en 2015, tras el deterioro de las relaciones con Occidente provocado por la anexión un año antes de la península ucraniana de Crimea, Putin aprobó por decreto una nueva doctrina naval que tiene en cuenta los dramáticos cambios geopolíticos causados por la campaña militar rusa en Ucrania.
Rusia no acepta injerencias en sus asuntos en el Ártico, el Caspio o el mar de Ojotsk (Pacífico); los mares Negro y Azov, arrebatado a Ucrania; el Báltico; las islas Kuriles (cuya soberanía reclama Japón); el Mediterráneo oriental y los estrechos que llevan a Asia y África.
«Hemos marcado abiertamente las fronteras y zonas de los intereses nacionales de Rusia, tanto las económicas como las estratégicas que son vitales. Garantizaremos su defensa de manera firme y por todos los medios», afirmó.
En concreto, la doctrina impulsada por Putin destaca el interés en incrementar la cooperación militar-naval con la India, Irán, Arabia Saudí e Irak. Esto porque Rusia intenta desde hace años encontrar alternativas estratégicas a sus tradicionales socios europeos.