CIUDAD DE MÉXICO.- El terremoto que sacudió el viernes pasado al estado de Oaxaca, al sur del territorio azteca, agravó la situación generada por el anterior sismo de 8,2 en septiembre pasado, sobre todo en esa provincia, Guerrero y Chiapas.
Ante el optimismo de algunos gobernadores que en las primeras horas después del siniestro no cesaban de repetir la frase “saldo en blanco”,al realizar el recuento de los daños las autoridades han podido constatar que el panorama es preocupante, ya que estas regiones son las más vulnerables de la región.
Según el informe del Comité Nacional de Emergencias al menos 200 viviendas quedaron destruidas en el estado de Oaxaca, en Guerrero se contabilizaron 300 y en Chiapas 4 a causa de las replicas.
El Ejercito Nacional y la Marina adelantan un plan de emergencia en casos de fenómenos naturales que incluye la movilización de tropas y donaciones para auxiliar a los damnificados. Las actividades escolares se encuentran suspendidas hasta constatar que todos los colegios están en condiciones apropiadas para recibir a los alumnos.
Durante el fin de semana más de 1.100 réplicas quedaron registradas, la mayor de 5,7 grados ocurrió casi una hora después del sismo y en la tarde del sábado otra de 5,3 grados en la escala de Richter.
Por ahora no se registraron muertes por el desastre natural, aunque 13 personas perdieron la vida tras caer un helicóptero que inspeccionaba los daños ocasionados por el sismo, en la aeronave viajaban el gobernador de Oaxaca y el ministro Alfonso Navarrete que resultaron ilesos. La nave cayo sobre gente que dormía a la intemperie temerosos de que su vivienda se derrumbara por las réplicas del sismo.