WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha convertido la hostilidad entre razas en el núcleo de su campaña de reelección, e incluso algunos de sus críticos creen que es la estrategia para un segundo mandato.
Hoy en día todas las campañas presidenciales exitosas se han construido sobre la idea de ganar votos más allá de los seguidores fieles. Pero Donald Trump eligió la división, con la creencia de que él polarizó el país que dirige y que éste simplemente elegirá bandos en temas como la raza.
Trump ha intensificado sus ataques a minorías, esta semana atacó a cuatro jóvenes mujeres congresistas, pertenecientes a otras etnias, durante un mitin en Greenville, Carolina del Norte. El público respondió al core de “¡Envíenla de vuelta!”, haciéndose eco del tuit de Trump durante el fin de semana sobre que las legisladoras, todas ellas ciudadanas americanas, deberían “volver al país del que llegaron”.
“Sí creo que estoy ganando la batalla política”, dijo Trump en la Casa Blanca. “Creo que voy ganado por mucho”.
Desde la campaña presidencial de George Wallace en 1968, ningún candidato y desde luego ningún presidente a cargo, ha convertido las divisiones raciales en el centro de su campaña política.
Si bien, los comentarios de Trump causaron indignación e incluso una resolución de condena en la Cámara de Representantes, el presidente y su equipo creen que la estrategia tiene más ventajas que inconvenientes.