MEDIO ORIENTE.— El presidente Donald Trump aprovechó una gira relámpago por Israel y Egipto para disfrutar los elogios de líderes regionales y presentar su visión de una paz más amplia en Medio Oriente, tras el éxito de la mediación liderada por Estados Unidos que puso fin a los combates en Gaza. Ahora viene la parte realmente difícil.
En la ciudad costera de Sharm el-Sheikh, Trump firmó un acuerdo sobre Gaza que, según él, “tardó 3.000 años en alcanzarse”. Frente a más de una docena de mandatarios reunidos para la ocasión, pronunció un discurso de tono electoral en el que atacó a su predecesor Joe Biden e incluso bromeó sobre algunos de los presentes.
“Ustedes son mis amigos, son grandes personas”, les dijo Trump a los líderes formados detrás de él. “Aunque hay un par que no me caen muy bien… pero no diré quiénes son”.
Más allá de su estilo, incluso sus críticos reconocieron que se trató de una victoria merecida, ya que logró un acuerdo de paz que había resultado inalcanzable para otros mandatarios, incluido Biden. Aunque la paz es frágil, Trump consiguió que Hamás liberara a los rehenes restantes y que Israel detuviera su devastadora ofensiva militar en Gaza.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 14, 2025
El encuentro, de carácter inusual, también puede interpretarse como un bálsamo para su ego herido, tras no haber obtenido el Premio Nobel de la Paz la semana anterior, pese a haber hecho campaña pública por ello. Durante la ceremonia, un Trump eufórico ironizó: “Oh, Noruega, ay yai yai… ¿qué pasó, Noruega?”.
Trump fue el centro absoluto de atención, logrando que más de veinte líderes de países y organizaciones multilaterales —habitualmente ocupados— viajaran para participar en una cumbre de apenas unas horas.
Bajo las banderas y las sonrisas tensas, el desafío de fondo es monumental. Conseguir la liberación de los rehenes y detener los ataques fue un paso crucial, pero implementar los próximos puntos del plan promete ser mucho más complejo.
En su discurso ante el Parlamento israelí, Trump proclamó “el amanecer histórico de un nuevo Medio Oriente” y sugirió que alcanzar un acuerdo de paz con Irán —país que Israel combatió durante 12 días en junio antes de ser atacado por EE. UU. con bombas antibúnker— será “fácil”.
“No me llevo bien con los débiles, me llevo bien con los duros. No sé por qué, pero Erdogan ha sido excelente conmigo”, dijo Trump a los periodistas a bordo del Air Force One, de regreso a Washington. “Cuando la OTAN tiene un problema con Erdogan —lo que pasa seguido— me llaman a mí, y nunca he fallado en resolverlo de inmediato”.
La ceremonia del lunes marcó un hito en la desescalada entre Israel y Hamás. Sin embargo, los pasos más complicados del plan de 20 puntos para la paz en Gaza —como el desarme total de Hamás— seguían sin definirse, aunque Trump insistió en que se concretarán.
Trump también puso en duda otro punto del acuerdo: la participación del ex primer ministro británico Tony Blair en el “Consejo de la Paz” que él mismo liderará. El domingo señaló que debía verificar si Blair es “aceptable para todos”, pese a que su nombre figuraba en el plan anunciado por la Casa Blanca dos semanas antes.
El expresidente no tendrá que esperar mucho para enfrentar otro desafío a su habilidad negociadora: el presidente ucraniano Volodímir Zelenski visitará la Casa Blanca el viernes, mientras Trump busca poner fin a la guerra entre Ucrania y Rusia.
Durante su campaña de 2024, Trump prometió poner fin rápidamente a las guerras en Ucrania y Gaza. Pero la paz, advirtieron los analistas, exige algo más que declaraciones triunfalistas.
“Eso no se logra solo con frases llamativas —dijo Brian Katulis, del Middle East Institute—. Hay que hacer el trabajo”.
“El presidente siempre ha sido propenso a la hipérbole, y hoy volvió a demostrarlo”, comentó Jonathan Panikoff, del Atlantic Council. “Los desafíos de un acuerdo de paz más amplio son inmensamente difíciles”.
En su discurso en Israel, Trump mencionó siete veces los Acuerdos de Abraham, firmados durante su primer mandato para normalizar relaciones diplomáticas entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Marruecos y Sudán. Su ambición de expandirlos a más países, como Arabia Saudita, se vio interrumpida por los ataques terroristas del 7 de octubre de 2023.
Aun así, las tensiones persisten. El presidente turco Recep Tayyip Erdogan estuvo a punto de boicotear la cumbre en Egipto por la posible presencia del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, a quien acusa de genocidio. Finalmente, Netanyahu no asistió debido a una festividad judía.
Durante y después de la cumbre, Trump no escatimó elogios hacia Erdogan, consolidando una de las alianzas personales más curiosas de su agenda internacional.

