WASHINGTON.— La administración del presidente Donald Trump mostró este domingo apertura a alcanzar un acuerdo con China para frenar las nuevas tensiones comerciales, aunque advirtió que los recientes controles a las exportaciones anunciados por Pekín son un obstáculo importante para las negociaciones.

El vicepresidente JD Vance instó a Pekín a “elegir el camino de la razón” en el marco de la más reciente escalada entre las dos mayores economías del mundo, afirmando que Trump tiene “más poder de negociación” si la disputa se prolonga.

Más tarde, Trump publicó un mensaje en Truth Social que insinuó una posible salida diplomática para el presidente chino Xi Jinping, aunque también lanzó una advertencia velada de que una guerra comercial total dañaría a China.

“No se preocupen por China, todo estará bien. El muy respetado presidente Xi solo tuvo un mal momento. No quiere una depresión para su país, y yo tampoco. ¡EE.UU. quiere ayudar a China, no herirla!”, escribió.

Las declaraciones de Trump y Vance sugieren que Estados Unidos busca mantener la presión sobre China para que revierta sus recientes medidas comerciales, al tiempo que intenta calmar a los mercados, inquietos por el riesgo de una escalada de represalias.

Según economistas de Goldman Sachs Group Inc., como Jan Hatzius y Andrew Tilton, las últimas medidas de ambos países “amplían el rango de posibles resultados”, aunque el escenario más probable sería que ambas partes “retrocedan en sus políticas más agresivas” y extiendan “de manera indefinida” la tregua arancelaria alcanzada en mayo.

El viernes, las acciones, el petróleo y las criptomonedas sufrieron fuertes caídas tras la amenaza de Trump en redes sociales de responder a los nuevos controles de exportación de tierras raras y otras medidas comerciales impuestas por China. Sin embargo, los futuros estadounidenses repuntaron en el inicio de la sesión asiática del lunes tras los comentarios más conciliadores del presidente.

Vance definió el proceso como una “negociación en curso”:

“Será una danza delicada, y dependerá mucho de cómo responda China”, dijo en Fox News. “Si reaccionan de forma agresiva, les garantizo que el presidente de Estados Unidos tiene muchas más cartas que la República Popular China. Pero si eligen ser razonables, nosotros también lo seremos.”

Por su parte, el Ministerio de Comercio chino pidió el domingo a Washington “detener las amenazas con altos aranceles” y retomar el diálogo:

“Amenazar con tarifas elevadas a cada paso no es la manera correcta de relacionarse con China”, declaró el ministerio. “Si Estados Unidos insiste en seguir su propio camino, China tomará medidas correspondientes para proteger sus derechos e intereses legítimos.”

Las tensiones aumentaron la semana pasada después de que China anunciara nuevos controles a las exportaciones y otras restricciones, aunque algunas no entrarán en vigor hasta noviembre o podrían aplicarse de forma limitada.

El representante comercial de EE.UU., Jamieson Greer, señaló que “este intento de acaparar poder por parte de los chinos no será tolerado”.

Trump, visiblemente molesto, anunció el viernes que impondrá aranceles del 100% a los productos chinos y restringirá ciertas exportaciones de software estadounidense a partir del 1° de noviembre, además de considerar la suspensión de envíos de piezas aeronáuticas. Sin embargo, también dejó abierta la posibilidad de negociar antes de esa fecha.

“Vamos a ver qué pasa”, dijo Trump a periodistas a bordo del Air Force One rumbo a Medio Oriente. “Para mí, el 1° de noviembre es una eternidad. Para otros, está a la vuelta de la esquina. Para mí, una eternidad.”

Greer apuntó que ese margen hasta noviembre podría ayudar a estabilizar los mercados en los próximos días.

Los economistas de Goldman creen que las últimas medidas de China podrían buscar más concesiones de Estados Unidos, lo que llevaría a un “resultado positivo para el mercado” si Washington reduce algunos aranceles. Pero también advierten de un escenario negativo, en el que ambas potencias vuelvan a imponer tarifas de tres dígitos.

Vance, que dijo haber hablado con Trump durante el fin de semana, sostuvo que el presidente “valora la amistad que ha desarrollado con Xi”, pero subrayó que “Estados Unidos tiene mucha palanca”.

“La esperanza —y sé que también es la del presidente— es que no tengamos que usar esa ventaja”, afirmó. “Pero si China sigue avanzando hacia un cierre del acceso global a los bienes que produce, esa buena relación estará en riesgo.”

Greer destacó que el comunicado chino aclaró que los controles de exportación no equivalen a una prohibición total:

“Claramente, se han dado cuenta de que se han pasado de los límites de lo aceptable”, comentó.

Ambas potencias ya habían protagonizado una fuerte escalada comercial esta primavera, elevando los aranceles a 125% de cada lado, antes de acordar una reducción: China mantuvo tasas del 10% sobre bienes estadounidenses, mientras EE.UU. fijó un 30% combinado sobre las importaciones chinas, sumado a los aranceles previos.

“En las próximas semanas sabremos si China quiere iniciar una guerra comercial con nosotros o si prefiere actuar con sensatez. Espero que elija el camino de la razón”, concluyó Vance.