ANKARA.— La nación otomana se ha convertido en el principal destino de la basura que produce Europa. De los 33 millones de toneladas de desechos que la UE exportó en 2021, casi la mita llegó al país, de acuerdo con los datos de Eurostat.
La mayor parte de los desechos, 13 millones de toneladas, consiste en chatarra, papel (433.000 toneladas) y plásticos, con casi 400.000 toneladas, es decir: 300 veces más que en 2004. Esto sin contar las cifras del Reino Unido, una de las principales potencias en generación de basura.
«En 2021, Turquía importó 770.000 toneladas de plásticos. Nosotros lo llamamos basura, pero la otra parte los ve como materia prima«, declaró al diario español ‘El País’ Selahattin Mentes, presidente de la Asociación de Médicos en la provincia turca de Adana.
Mentes agrega que, en cuestión de importación de desechos, el país oriental es toda una potencia, puesto que cerca del 4% del valor económico de todas sus importaciones corresponde a residuos.
Sin embargo, las afectaciones a la salud que la importación de basura europea provoca a la población turca son graves.
En 2021, un informe de Greenpeace evidenció la presencia de sustancias carcinógenas, es decir causantes de cáncer, como dioxinas, binefilos policlorados y metales pesados, entre otros, en varios puntos de la provincia de Adana. La causa de esto son los vertidos de basura y quema de plásticos que no llegan a reciclarse, indica la ONG ambientalista.
«Hemos encontrado productos de Reino Unido, España, Dinamarca, incluso de Israel y Marruecos, aunque no sabemos si viene de allí la basura o a través de la UE», asegura Mentes.
Dicha provincia concentra 1 de cada 10 empresas de reciclaje con licencia en el país. Ahí, el plástico es seleccionado, triturado, fundido a temperaturas de hasta 275 grados centígrados, enfriado y convertidos en bolitas que se venden como plástico reciclado.
No obstante, si el material presenta impurezas o ha sido reciclado previamente, es más difícil de tratar. De hecho, un ingeniero que fue condenado por revelar un informe sobre los altos niveles de toxicidad en la tierra y el agua de un área industrial de Turquía, comentó que sólo el 9% del residuo plástico es aprovechable. El resto es desechado.
Sobre este tema, la organización Human Rights Watch (HRW) señala en un informe reciente que «los países ricos pueden externalizar los costes sanitarios, ambientales y económicos de sus economías de alto consumo exportando sus residuos en lugar de reducir el consumo o invertir en tratamiento de basuras».