MUNDO.— En las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial, temas como el bajo crecimiento económico, la elevada deuda global y las crecientes tensiones internacionales dominaron la agenda.
Sin embargo, los líderes financieros de todo el mundo centraron gran parte de su atención en los posibles efectos de un retorno de Donald Trump a la presidencia en las elecciones de noviembre en Estados Unidos.
Trump, candidato republicano, ha recortado considerablemente la ventaja de su oponente demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris, lo que provocó que su eventual regreso fuera uno de los principales temas de conversación entre funcionarios financieros, banqueros centrales y organizaciones civiles reunidas en Washington la semana pasada.
Las preocupaciones se dirigieron principalmente hacia la posibilidad de que Trump perturbe el sistema financiero global con fuertes aumentos arancelarios, un incremento de la deuda y un repliegue en los esfuerzos contra el cambio climático, favoreciendo así una mayor producción de combustibles fósiles. Kazuo Ueda, gobernador del Banco de Japón, comentó que “todos parecían preocupados por la incertidumbre sobre el próximo presidente y las políticas futuras”.
Otro banquero central, que prefirió el anonimato, fue más directo: “Parece que Trump va a ganar”. Trump ha prometido un arancel general del 10% a las importaciones y del 60% para productos de China, lo cual impactaría en las cadenas de suministro globales, generando represalias y mayores costos. Christian Lindner, ministro de Finanzas de Alemania, señaló que una guerra comercial entre EE.UU. y la UE solo traería pérdidas.
Trump también busca captar votos mediante amplias reducciones fiscales, desde la extensión de los recortes de impuestos de 2017 hasta exenciones en ingresos por propinas, horas extras y beneficios de jubilación de la Seguridad Social.
Analistas prevén que estas medidas sumarían al menos 7,5 billones de dólares a la deuda estadounidense en una década, además de los 22 billones ya estimados por la Oficina Presupuestaria del Congreso hasta 2034. En contraste, una victoria de Harris se percibe como una continuación del compromiso de Joe Biden con el multilateralismo en temas como clima, impuestos, alivio de la deuda y reformas en los bancos de desarrollo, con menos impacto en la deuda que los planes de Trump.
Aunque Biden mantuvo ciertos aranceles impuestos por Trump sobre importaciones de acero, aluminio y productos chinos, ha reforzado estos en sectores como vehículos eléctricos y energía solar, algo que Harris apoya, mientras que califica las propuestas de Trump como un impuesto de $4,000 dólares para las familias estadounidenses.
Los mercados financieros han comenzado a mostrar una reacción favorable a Trump, reflejada en activos como acciones, bitcoin y el peso mexicano, debido a su avance en las encuestas. El dólar ha tenido su mayor alza mensual en más de dos años y medio, con un incremento del 3.6% en octubre.
Steve Englander, analista de Standard Chartered, atribuyó el 60% de este aumento a las perspectivas de Trump en los mercados de apuestas. Roberto Campos Neto, gobernador del Banco Central de Brasil, señaló que estas apuestas ya están impactando la inflación en los futuros de las tasas de interés a largo plazo de Brasil, una economía particularmente sensible al dólar, y añadió que tanto los planes fiscales de Trump como los de Harris presentan riesgos inflacionarios.
Las discusiones sobre el potencial cambio en comercio y gasto de Trump surgieron tras la declaración del FMI de que la batalla contra la inflación había avanzado exitosamente sin afectar significativamente el empleo. Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, instó a los líderes monetarios a reducir la deuda acumulada por la pandemia para evitar un crecimiento estancado y el descontento social.
Consultada sobre el impacto de un posible retorno de Trump en las reuniones y políticas del FMI, Georgieva afirmó que las discusiones se centraron en los desafíos económicos actuales, y agregó que “las elecciones corresponden al pueblo estadounidense”. Para el FMI, su rol es identificar desafíos y abordar soluciones de manera constructiva.
En mercados emergentes, la reciente baja de medio punto en las tasas de la Reserva Federal parecía indicar un momento ideal para el crecimiento, ya que alivió las condiciones financieras y redujo la presión inflacionaria en monedas locales. No obstante, el posible aumento del déficit en EE.UU. bajo una administración de Trump preocupa a algunos por el riesgo de mayores tasas a largo plazo y un dólar fuerte, lo cual no beneficiaría a los mercados emergentes, según Mehmet Simsek, ministro de Finanzas de Turquía.
El temor a una guerra comercial que pueda revertir el progreso en la desinflación global es común entre los líderes financieros. Lesetja Kganyago, gobernador del Banco Central de Sudáfrica, explicó que si las naciones responden a los aranceles de EE.UU. con sus propias tarifas, los precios podrían subir y dificultar el proceso de desinflación.
Mohamed al-Jadaan, ministro de Finanzas de Arabia Saudita y presidente del comité directivo del FMI, resaltó la cooperación previa con administraciones republicanas y demócratas de EE.UU., incluido Trump: “Es esencial mantener ese diálogo.” La ministra de Finanzas de Angola, Vera Daves de Sousa, también enfatizó el valor de convertir cada desafío en una oportunidad para fortalecer la cooperación y aprender a gestionarlo.