PEKÍN.— El presidente chino, Xi Jinping, instó a acelerar la adopción de un “nuevo modelo” de desarrollo inmobiliario, al tiempo que defendió un enfoque más moderado para la planificación urbana y la renovación de viviendas, aunque sin cumplir del todo con las expectativas de los inversores, que esperaban medidas más agresivas.
China avanzará de forma gradual con la renovación de aldeas urbanas y viviendas deterioradas, informó la agencia oficial Xinhua, citando la Conferencia Central de Trabajo Urbano realizada este lunes y martes. El anuncio sigue a la promesa del gobierno, hecha en octubre pasado, de renovar 1 millón de hogares en barrios antiguos y en mal estado de grandes ciudades.
Antes de conocerse el comunicado oficial, la reunión había generado una gran expectativa entre los mercados, en parte por los antecedentes de una campaña similar en 2015, que sirvió para estimular la demanda de viviendas y dinamizar la inversión interna. Aquella conferencia, también encabezada por Xi y miembros del Politburó, fue la primera en décadas dedicada al desarrollo urbano.
Sin embargo, el anuncio de este martes no incluyó medidas de apoyo concretas, lo que generó cierta decepción entre los inversores. En China, no es raro que los líderes marquen el rumbo general de la política y deleguen en los funcionarios de menor rango la definición de los detalles, que suelen revelarse semanas o meses después.
El prolongado declive del mercado inmobiliario chino ha obstaculizado los esfuerzos por impulsar el consumo y apuntalar la economía, especialmente en un contexto de exportaciones debilitadas por las tensiones comerciales con Estados Unidos. Los datos oficiales publicados el martes mostraron un nuevo deterioro del mercado en junio, con la mayor caída en ocho meses de los precios de viviendas nuevas.
“Los inversores tenían puestas demasiadas esperanzas en esta reunión y podrían optar por vender con la noticia ya conocida”, señaló Jeff Zhang, analista de Morningstar. “Una reunión de tan alto nivel rara vez incluye medidas detalladas en su comunicado oficial”.
El índice de acciones de desarrolladoras chinas en Hong Kong llegó a caer hasta un 4,27% el martes, revirtiendo parte del repunte de la semana previa, impulsado por las especulaciones sobre posibles estímulos.
En 2015, el gobierno inyectó al menos 3,2 billones de yuanes (unos US$446.000 millones) mediante un programa que reemplazó viejas construcciones con modernos edificios residenciales. Los fondos provenían de yuanes emitidos por el banco central y se utilizaban para otorgar a los residentes de viviendas comunales apartamentos nuevos, dinero en efectivo o ambas cosas.
Ahora, China busca “cambiar su enfoque de desarrollo urbano”, ya que el ritmo de urbanización se ha estabilizado. Según el comunicado, el foco deberá trasladarse del crecimiento expansivo a la mejora de viviendas ya existentes.
Uno de los objetivos es hacer las ciudades más cómodas y habitables, lo que implicaría medidas como ofrecer viviendas más asequibles y de mayor calidad, explicó Yan Yuejin, vicepresidente del centro de investigación de Shanghai E-house.
El gobierno impulsará una renovación urbana “de alta calidad”, limitará la construcción de rascacielos y mejorará la seguridad habitacional. Esto incluye modernizar infraestructuras básicas, como cañerías antiguas.
Además, se avanzará de forma constante en la renovación de aldeas urbanas y viviendas precarias. Según cifras oficiales, China ya renovó más de 33 millones de unidades en barrios marginales entre 2015 y 2020.
Pese a que existen expectativas de que el mercado inmobiliario chino se estabilice en 2025, la recuperación sigue estancada. Según Bloomberg Intelligence, las ventas contratadas de las 100 principales desarrolladoras podrían caer otro 12% este año, luego de desplomarse un 66% entre 2020 y 2024.
Por su parte, un informe de Goldman Sachs publicado en junio estimó que la demanda de nuevas viviendas en las ciudades chinas se mantendrá un 75% por debajo del pico alcanzado en 2017 en los próximos años, debido a la disminución de la población y la expectativa de nuevas bajas en los precios, que desincentivan la inversión.