BRASILIA.— El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, aseguró que no habrá «perdón» para los responsables de la asonada en Brasilia hace un año, señalando a su predecesor, Jair Bolsonaro, como posible instigador.
Lula destacó la necesidad de castigar a quienes orquestaron el intento de golpe y criticó duramente los actos violentos que atentaron contra la democracia. Durante la conmemoración en el Congreso, Lula alertó sobre el sombrío escenario que hubiera resultado de un golpe exitoso, describiendo un país sumido en el caos y la división social.
Más de 2,000 detenidos y nuevas investigaciones están en curso para identificar a los financiadores e instigadores. Bolsonaro es investigado por la justicia por su posible implicación, aunque niega cualquier responsabilidad, calificando el asalto como una «artimaña de la izquierda».
El país sigue dividido entre dos posturas, aunque se ha logrado un período de aparente calma durante el primer año de Lula en el poder, a pesar de las amenazas continuas a la democracia por la difusión de noticias falsas y discursos de odio en las redes sociales.
El rechazo al asalto disminuyó, pero aún persiste una polarización en la percepción sobre los responsables de los ataques. La ceremonia conmemorativa, titulada «Democracia intacta», estuvo marcada por la restauración y exhibición de obras de arte vandalizadas durante los disturbios, simbolizando la reafirmación del estado democrático.
Miles de personas se manifestaron en ciudades como Río de Janeiro y Sao Paulo para repudiar los hechos ocurridos en Brasilia el año anterior.