LESBOS.- Durante dos días, 8 y 9 de septiembre de 2020, varios incendios arrasaron el campo de migrantes de Moria, donde cerca de 13.000 personas malvivían hacinadas en condiciones infrahumanas.
Un año después, y a pesar de las promesas de la Unión Europea y de las autoridades de Grecia de “un nuevo comienzo” en materia migratoria, miles de personas siguen viviendo en carpas frente al mar en Kara Tepe, mientras el prometido campamento en el centro de la isla no ha sido construido.
Campamentos sobrepoblados como Moria, llamado “la vergüenza de Europa”, supuestamente se cerrarían y se planificarían la construcción de nuevos centros.
Sin embargo, como dice el refrán griego, nada dura más que algo provisorio. Hasta el día de hoy, las personas no han sido trasladadas al campamento que se les prometió, ya que el campamento de Kara Tepe, que ofrecía condiciones de vida un poco mejores, fue cerrado en abril de 2021 por el Gobierno de Atenas.
En lugar de este se construiría un nuevo centro cerrado para varios miles de personas en la alejada región montañosa de Plati. Grecia recibió millones de euros por parte del Bloque para la edificación de campamentos modernos para los refugiados.
Médicos sin Fronteras (MSF) denuncia que los líderes griegos y europeos continúan vulnerando los derechos de los solicitantes de asilo y de los migrantes que buscan seguridad en Europa, mientras su plan de construir campos parecidos a prisiones en las cinco islas del Egeo septentrional avanza.
“En Grecia, el futuro parece más distópico que nunca, quienes logran cruzar el mar siguen viviendo en campos miserables en las islas griegas. Es una trágica ironía que mientras el mundo observa los últimos acontecimientos en Afganistán, la UE y Grecia estén inaugurando un nuevo centro similar a una prisión para atrapar refugiados en la isla de Samos. Esta es la mejor demostración de la crueldad de las políticas migratorias de la UE”, aseguró Konstatinos Psykakos, coordinador General de MSF en Grecia.
Que los refugiados no puedan llevar una vida digna y humana aumenta la presión. Los habitantes de dichos campos disponen de un inodoro para cada 72 personas y de una ducha para cada 84. Recursos muy por decano de los estándares humanitarios recomendados para situaciones de emergencia.