BRASILIA.- La deforestación del Amazonas ha aumentado más de un 60 por ciento en junio con respecto al mismo período en 2018. Los ambientalistas culpan a las débiles políticas de Jair Bolsonaro para proteger el medio ambiente.
La frecuencia de destrucción de la selva se mantuvo estable durante los primeros meses de Bolsonaro, pero comenzó a ir en aumento en mayo y junio, según el Instituto de Investigación Espacial Nacional de Brasil (INPE), una agencia gubernamental cuyos satélites monitorean el Amazonas.
En junio, se pierden 769,1 kilómetros cuadrados, un claro aumento si lo comparamos a los 488,4 kilómetros cuadrados perdidos en junio de 2018, según datos de INPE. Eso equivale a un área de selva mayor que un estadio y medio de fútbol que es destruido cada minuto todos los días.
Más de dos tercios del Amazonas están localizados en Brasil y los grupos ambientalistas culpan a Bolsonaro y a su gobierno por este incremento, alegando que ha permitido la reducción de controles sobre deforestación en el país.
“Durante los pasados seis meses, Bolsonaro y su ministro de Medio Ambiente se han dedica al desmantelamiento de la gobernanza ambientalista de Brasil y a neutralizar sus cuerpos regulatorios”, señaló Carlos Rittl, secretario ejecutivo de la red de la ONG ambiental Observatorio del Clima.
Greenpeace catalogó a Bolsonaro y a su gobierno como “una amenaza para el equilibrio climático” y ha advertido que a largo plazo, sus políticas tendrán “un alto costo” para la economía de Brasil.
Vale la pena recordar, que durante su campaña presidencial, Jair Bolsonaro prometió que se centraría en la recuperación de la economía brasileña y afirmo que buscaría las maneras de explorar el potencial económico de la Amazonia. Seis meses después de su toma de posesión, el mandatario sin duda está cumpliendo su gran hazaña.
Rittl sostiene que granjeros, taladores y mineros, incendiados por el posicionamiento pro negocios de Bolsonaro, no han desaprovechado la oportunidad, tomando ventaja de la reducción de controles y la menor supervisión para apropiarse del control de una zona de tierra en desarrollo dentro de la selva del Amazonas.
Esto ha despertado también las críticas de líderes mundiales como Emmanuel Macron y la canciller de Alemania, Angela Merkel, quien han expresado su preocupación por el deterioro de las protecciones medio ambientales en Brasil.